Vital Aza

  • TIO Y SOBRINO

                            I

    «Mi querido sobrino:
    Acabo de saber, con gran sorpresa,
    que estás para casarte con Teresa,
    la sobrina del juez de Pumarino...

  • RETRATO A PLUMA

    Me mandas, caprichosa Dorotea,
    que te haga en un soneto tu retrato,
    y pues no soy ni descortés, ni ingrato,
    acepto gustosísimo tu idea.

    No soy de los que dicen que eres fea.
    ¡Quien lo diga es un necio, un mentecato!
    Yo probaré,...

  • RASGO DE VALOR

             CUENTO VIEJO

    Un militar muy valiente
    –según propia confesión,–
    delante de mucha gente
    refería lo siguiente
    con vivísima emoción:

    –«El...

  • PUNTUACIÓN

    (Contestación a una carta)

    Señora: perdone usted
    mi ruda descortesía,
    como yo le perdoné
    las faltas de ortografía
    que en su epístola encontré.

    ¡...

  • ¡PROSA! ¡PROSA!

    Es costumbre muy usada
    por algunos escritores,
    al dirigirse a su amada,
    hablar de los ruiseñores,
    de los ríos, de las flores...
    y por fin no decir nada.
           ¡Qué bobada!
    ¿Para qué esa tontería?
           ¡No, señor!...

  • PLAN CURATIVO

    –¡Niña!
              –¡Mamá!
    –¿Qué te pasa?
    ¿No vienes a la novena
    –¡Ay, mamá, si no estoy buena!
    –¿Que no? Pues quédate en casa.
    –¿Y vas sola?
              –Claro está.
    –¡Yo lo siento!
              –No te apures.
    Es...

  • ¡PAVOROSO PORVENIR!

    El otro día un pavo que se hallaba
    en la Plaza Mayor,
    con altivo ademán, a sus colegas,
    de este modo arengó:

    –«¡Amigos! ¡Ciudadanos!
    ¡Basta de...

  • LOS JUGADORES

    Era Vicente hombre rico,
    en el juego se envició
    y en dos años se quedó
    sin un cuarto el pobre chico.

    Hoy, mísero y andrajoso,
    llora sus faltas Vicente,
    y al verle, dice la gente:
    –¡Qué perdido! ¡Qué vicioso!

    En cambio...

  • LAS FASES DEL MÉDICO

                           I

                        DIOS

    -¡Ay, doctor! ¡Con qué impaciencia
    le espero hace media hora!
    –¡No se aflija usted,...

  • LA VENGANZA DEL MORO

              (Leyenda)

    Sobre un ligero corcel
    y cruzando una espesura,
    en noche triste y oscura
    marcha el animoso Abdel.

    Amor en su pecho late
    –amor que le hace dichoso–,
    y en su caballo brioso
    clava el agudo...