Salvador Díaz Mirón

  • Mi corazón percibe, sueña y presume.
    y como envuelta en oro tejido en gasa,
    la tristeza de Verdi suspira y pasa
    en la cadencia fina como un perfume.

    Y frío de alta zona hiela y entume;
    y luz de sol poniente colora y rasa:
    y fe de gloria empírea pugna y...

  • Crin que al aire te vuela, rizada y bruna,
    parece a mis ahogos humo en fogata;
    y del arpa desprendes la serenata
    divinamente triste, como la luna.

    Y del celo ardoroso despides una
    fragancia de resina; y él te dilata
    ojo que resplandece con luz de plata,...

  • Ayer, el cielo azul, la mar en calma
    y el sol ignipotente y cremesino,
    y muchas ilusiones en mi alma
    y flores por doquier en mi camino.

    Mi vida toda júbilos y encantos,
    mi pecho rebosando de pureza,
    mi carmen pleno de perfume y cantos
    y muy lejos, muy...

  • Si en tus jardines, cuando yo muera,
    cuando yo muera, brota una flor;
    si en un celaje ves un lucero,
    ves un lucero que nadie vio;
    y llega un ave que te murmura,
    que te murmura con dulce voz,
    abriendo el pico sobre tus labios,
    lo que en tu tiempo te dije...

  • ¿Queréis que entre el arrullo de mis brazos
    tiemble el dormido corazón de Helena
    como entre sus asiáticas murallas
    y el vulnerable hijo de Peleo
    otra vez en su lecho halle al amigo
    por el que rugió hermoso? ¡Ay, quién pudiera
    con su soplo alentar tales...

  • Es un viejo borracho que me provoca,
    que me cierra el camino y al diablo evoca,
    recio, locuaz, inmundo, descalzo y fiero,
    con terribles ojazos de un gris de acero
    y con una calvicie de yerma roca.
    -La testa perdió greña, razón y toca.

    Hasta el pecho la barba...

  • ¿Qué te acongoja mientras que sube
    del horizonte del mar la nube,
    negro capuz?
    Tendrán por ella frescura el cielo,
    pureza el aire. verdor el suelo,
    matiz la luna.
    No tiembles. Deja que el viento amague
    y el trueno asorde y el rayo estrague
    campo y...

  • I

    Es un monstruo que me turba. Ojo glauco y enemigo,
    como el vidrio de una rada con hondura que, por poca,
    amenaza los bajeles con las unas de la roca.
    La nariz resulta grácil y asemejase a un gran higo.

    La guedeja blonda y cruda y sujeta, como el trigo
    en...

  • Al fin te asomas entre las nubes,
    al fin te asomas y a verte voy...
    Estrella mía que a oriente subes
    ¿qué tal te ha ido de ayer a hoy?

    Toda la tarde lloviendo estuvo,
    toda la tarde, para mi mal,
    por las regiones del aire anduvo
    rodando nieblas el...

  • ¡Adiós, amigo, adiós! ¡El sol se esconde,
    la luna sale de la nube rota,
    y Eva me aguarda en el estanque, donde
    el cisne nada y el nelombo flota!

    Voy a estrechar a la mujer que adoro.
    ¡Cuál me fascina mi delirio extraño!
    ¡Es el minuto del ensueño de oro...