• Morfina,
    divina!

    De las almas tristes celeste beleño,
    fuente inagotable para todo ensueño,
    eficaz alivio de todo sufrir.

    Bálsamo piadoso para toda herida,
    de los soñadores dulce prometida
    que nos indemnizas del mal de vivir.

    Tú sabes secretos de fakires magos,
    para las dolencias, para los estragos,
    para los embates de toda...

  • Comme le souvenir
    d'un grand cygne de neige
    aux longues,
    longues plumes.

    SAMAIN


    Fue como un cisne blanco que se aleja
    y se aleja, suave, dulcemente
    por el cristal azul de la corriente,
    como una vaga y misteriosa queja.

    Me queda su...

  • Se balancea,
    arriba, sobre el cuello,
    el mundo de las siete puertas:
    la humana cabeza...

    Redonda, como dos planetas:
    arde en su centro
    el núcleo primero.
    Osea la corteza;
    sobre ella el limo dérmico
    sembrado
    del bosque espeso de la cabellera.

    Desde el núcleo
    en mareas
    absolutas y azules,
    asciende el agua de la...

  •  Con un blando rezongo soñoliento
    el perro se amodorra de pereza,
    y por sus fauces el esplín bosteza
    la plenitud de un largo aburrimiento.

     En la bruma de mi hosco abatimiento,
    como un ratón enorme la tristeza
    me roe tenazmente la cabeza,
    ...

  • -¿Quieres? ¿Vamos a divertirnos?

    Accedió y fueron al café.

    Gente, ruido, baile y música. Música para trasnochadores; música de hotel internacional o de «boite», que era lo que buscaban.

    Parado en una silla, sobre una mesa, peroraba el poeta ebrio, con ojos de amplia pupila, vaga, de cocaína o ajenjo.

    -«Ritmos pseudo-alegres de desenvolvimiento fatal. Cosas...

  •  Eres bella y elegante
    y tu alma extravagante
    en amar no se marchita;
    gozas la dicha completa.
    Dios no te hizo tan coqueta
    al hacerte tan bonita.

     Brotan lujuriosas luces
    de tus ojos andaluces
    y de tu pelo africano,
    y eres como una musmé
    cuyo diminuto pie
    caber podría en mi mano.

     Tienes los labios de fresa
    y las...

  • Naturaleza mía, la que fuera
    Como pesada abeja en primavera,
    Ociosa y hecha para siestas de oro,
    Voraz, aletargable, mudadera.

    Bajo las tardes cálidas, dormida
    De amor, ya el nuevo amor te daba brida,
    Y tú arrastrabas un pesado cuerpo,
    Pesado por el zumo de la vida.

    ¿Qué hice de tí? Para enfrentar tus males
    Sobre tus formas apreté sayales...

  • Dulce hebrea, desclava mi tránsito de arcilla;
    desclava mi tensión nerviosa y mi dolor....
    Desclava, amada eterna, mi largo afán y los
    dos clavos de mis alas y el clavo de mi amor!

    Regreso del desierto donde he caído mucho;
    retira la cicuta y obséquiame tus vinos:
    espanta con un llanto de amor a mis sicarios,
    cuyos gestos son férreas cegueras de...

  • ¿Qué es lo que guardo en estos
    momentos de tristeza?
    ¡Ay, quién tala mis bosques
    dorados y floridos!
    ¿Qué leo en el espejo
    de plata conmovida
    que la aurora me ofrece
    sobre el agua del río?
    ¿Qué gran olmo de idea
    se ha tronchado en mi bosque?
    ¿Qué lluvia de silencio
    me deja estremecido?
    Si a mi amor dejé muerto
    en la...

  •   Nietzsche, tu jerigonza parabólica
     briosa flagelaba al mundo estulto;
     de tu boca de morsa melancólica
     fluían las centellas del insulto.

      La vida es triste. Es un festín de heces.
     Torpes cerebros sucios y rastreros
     y en una apoteosis de sandeces
     las hembras necias y los hombres hueros.

      Eso dijiste, y esperaste el día
     en que...