César Vallejo

  • Hoy no ha venido nadie a preguntar;
    ni me han pedido en esta tarde nada.

    No he visto ni una flor de cementerio
    en tan alegre procesión de luces.
    Perdóname, Señor: qué poco he muerto!

    En esta tarde todos, todos pasan
    sin preguntarme ni pedirme nada.
    Y...

  • Silencio. Aquí se ha hecho ya de noche,
    ya tras del cementerio se fue el sol;
    aquí se está llorando a mil pupilas:
    no vuelvas; ya murió mi corazón.
    Silencio. Aquí ya todo está vestido
    de dolor riguroso; y arde apenas,
    como un mal kerosene, esta pasión.

    ...
  • Verano, ya me voy. Y me dan pena
    las manitas sumisas de tus tardes.
    Llegas devotamente; llegas viejo;
    y ya no encontrarás en mi alma a nadie.

    Verano! y pasarás por mis balcones
    con gran rosario de amatistas y oros,
    como un obispo triste que llegara
    de...

  • En esta noche mi reloj jadea
    junto a la sien oscurecida, como
    manzana de revólver que voltea
    bajo el gatillo sin hallar el plomo.

    La luna blanca, inmóvil, lagrimea,
    y es un ojo que apunta... Y siento cómo
    se acuña el gran Misterio en una idea
    hostil y...

  • I
    El puño labrador se aterciopela,
    y en cruz en cada labio se aperfila.
    Es fiesta! El ritmo del arado vuela;
    y es un chantre de bronce cada esquila.

    Afílase lo rudo. Habla escarcela...
    En las venas indígenas rutila...

  • Solía escribir con su dedo grande en el aire:
    «¡Viban los compañeros! Pedro Rojas»,
    de Miranda de Ebro, padre y hombre,
    marido y hombre, ferroviario y hombre,
    padre y más hombre. Pedro y sus dos muertes.

    Papel de viento, lo han matado: ¡pasa!
    Pluma de carne,...

  • Aquella noche de setiembre, fuiste
    tan buena para mí... hasta dolerme!
    Yo no sé lo demás; y para eso,
    no debiste ser buena, no debiste.

    Aquella noche sollozaste al verme
    hermético y tirano, enfermo y triste.
    Yo no sé lo demás.. . y para eso
    yo no sé...

  • Lirismo de invierno, rumor de crespones,
    cuando ya se acerca la pronta partida;
    agoreras voces de tristes canciones
    que en la tarde rezan una despedida.

    Visión del entierro de mis ilusiones
    en la propia tumba de mortal herida.
    Caridad verónica de ignotas...

  • Viejo Osiris! Llegué hasta la pared
    de enfrente de la vida.

    Y me parece. que he tenido siempre
    a la mano esta pared.

    Soy la sombra, el reverso: todo va
    bajo mis pasos de columna eterna.

    Nada e traído por las trenzas; todo
    fácil se vino a mí, como una...

  • Me siento bien. Ahora
    brilla un estoico hielo
    en mí.
    Me da risa esta soga
    rubí
    que rechina en mi cuerpo.

    Soga sin fin,
    como una
    voluta
    descendente
    de
    mal...
    soga sanguínea y zurda
    formada de
    mil dagas en puntal...