Ramón López Velarde

  • Ya la provincia toda
    reconcentra a sus sanas hijas de las caducas
    avenidas, y Rut y Rebeca proclaman
    la novedad campestre de sus nucas.

    Las pobres desterradas
    de Morelia y Toluca, de Durango y San Luis,
    aroman la Metrópoli como granos de anís.

    La...

  • Mi carne pesa, y se intimida
    porque su peso fabuloso
    es la cadena estremecida
    de los cuerpos universales
    que se han unido con mi vida.

    Ambar, canela harina y nube
    que en mi carne al tejer sus mimos,
    se eslabonan con el efluvio
    que ata los...

  • Tarde de lluvia en que se agravan
    Al par que una íntima tristeza
    Un desdén manso de las cosas
    Y una emoción sutil y contrita que reza.

    Noble delicia desdeñar
    Con un desdén que no se mide,
    Bajo el equívoco nublado:
    Alba que se insinúa, tarde que se...

  • Volando del vértice
    del mal y del bien,
    es independiente
    la saltapared.

    Y su principado,
    la ermita que fue
    granero después.

    Sobre los tableros
    de la ruina fiel
    la saltapared
    juega su ajedrez,
    sin tumbar la reina,
    sin...

  • Delinquiría
    de leso corazón
    si no anegara con mi idolatría,
    en lacrimosa ablución,
    la imagen de la párvula sombría.

    Retrato para quien mi llanto mana
    a la una de la mañana,
    reflejando en su sal, que va sin brida,
    la minúscula frente desmedida......

  • Me impongo la costosa penitencia
    de no mirarte en días y días, porque mis ojos,
    cuando por fin te miren, se aneguen en tu esencia
    como si naufragasen en un golfo de púrpura,
    de melodía y de vehemencia.

    Pasa el lunes, y el martes, y el miércoles... Yo sufro
    tu...

  • Encima
    de la azucena esquinada
    que orna la cadavérica almohada;
    encima
    del soltero dolor empedernido
    de yacer como imberbe congregante
    mientras los gatos erizan el ruido
    y forjan una patria espeluznante;
    encima
    del apetito nunca...

  • Hambre y sed padezco: Siempre me he negado
    a satisfacerlas en los turbadores
    gozos de ciudades -flores de pecado.
    Esta hambre de amores y esta sed de ensueño
    que se satisfagan en el ignorado
    grupo de muchachas de un lugar pequeño.

    Vasos de devoción, arcas...

  • Ya brotas de la escena cual guarismo
    tornasol, y desfloras el mutismo
    con los toques undívagos de tu planta certera
    que fiera se amanera al marcar hechicera
    las multánimes giros de una sola quimera.

    Ya tus ojos entraron al combate
    como dos uvas de un goloso...

  • En la muerte de José Enrique Rodó.
    En la quieta impostura virginal de la noche
    que cobija el amor con su tenue derroche
    de luceros, padrinos del erótico abrazo,
    el mundo de Rubén Darío se contrista
    por el cordial filósofo que sembró en el regazo
    de América...