Ramón López Velarde

  • Trasmútase mi alma en tu presencia
    como un florecimiento,
    que se vuelve cosecha.

    Los amados espectros de mi rito
    para siempre me dejan;
    mi alma desazona
    como pobre chicuela
    a quien prohiben en el mes de mayo
    que vaya a ofrecer flores en la iglesia...

  • Sonámbula y picante,
    mi voz es la gemela
    de la canela.

    Canela ultramontana
    e islamita,
    por ella mi experiencia
    sigue de señorita.

    Criado con ella,
    mi alma tomó la forma
    de su botella.

    Si digo carne o espíritu,
    paréceme que el...

  • Tierra mojada de las tardes líquidas
    en que la lluvia cuchichea
    y en que se reblandecen las señoritas, bajo
    el redoble del agua en la azotea...

    Tierra mojada de las tardes olfativas
    en que un afán misántropo remonta las lascivas
    soledades del éter, y en ellas...

  • Sus ventanas floridas
    que miran al Oriente,
    llevan buena amistad con las auroras
    que, como primicias fúlgidas, esmaltan
    el campo de victorias de su frente.

    Aquella madrugada
    apareció el Amor tras de su reja
    y la dejó lavada
    con el cristal cerúleo...

  • Para Bohemio

    AMANECE: se iluminan
    los vetustos Lepontinos,
    los aldeanos llevan leche
    en los jarros blanquecinos
    y en los aires se dispersan
    de los pájaros lor trinos.

    Perezosos van remando
    los ancianos gondoleros,
    de...

  • PROEMIO

    Yo que sólo canté de la exquisita
    partitura del íntimo decoro,
    alzo hoy la voz a la mitad del foro
    a la manera del tenor que imita
    la gutural modulación del bajo,
    para cortar a la epopeya un gajo.

    Navegaré por las olas civiles...

  • Amiga que te vas:
    quizá no te vea más.

    Ante la luz de tu alma y de tu tez
    fui tan maravillosamente casto
    cual si me embalsamara la vejez.

    Y no tuve otro arte
    que el de quererte para aconsejarte.

    Si soltera agonizas,
    irán a visitarte mis cenizas...

  • Fuérame dado remontar el río
    de los años, y en una reconquista
    feliz de mi ignorancia, ser de nuevo
    la frente limpia y bárbara del niño...

    Volver a ser el arrebol, y el húmedo
    pétalo, y la llorosa y pulcra infancia
    que deja el baño para secarse al sol......

  • En los prados de tu huerto
    a la luz del plenilunio
    se moría cada flor,
    y concurriendo a una extraña
    complicidad de infortunio,
    en el rosal de mi vida
    se deshojaba el amor.

    Bien pudiera el peregrino
    hacer estación romántica
    a la mitad del...

  • ¡Oh pobres almas nuestras
    que perdieron el nido
    y que van arrastradas
    en la falsa corriente
    del olvido!

    Y pensar que extraviamos
    la senda milagrosa
    en que se hubiera abierto
    nuestra ilusión, como perenne rosa.

    Pudieron deslizarse,
    sin...