Félix María Samaniego

  • Cierta viuda, joven y devota,

    cuyo nombre se sabe y no se anota,

    padecía de escrúpulos, de suerte

    que a veces la ponían a la muerte.

    Un día que se hallaba acometida

    de este mal que acababa con su vida,

    confesarse dispuso,

    y dijo al confesor: -...

  • Salió muy de mañana

    a oír misa en la iglesia más cercana

    una vieja ochentona

    de vista intercadente y voz temblona.

    A la del Hospital se dirigía

    porque junto vivía,

    llevando por no haber amanecido,

    de una vela encendido

    el cabo en su...

  • El pozo de los padres trinitarios

    tuvo brocales varios:

    ya de mampostería,

    ya de piedra de buena sillería,

    en fin de berroqueño le pusieron,

    el último que eterno ellos creyeron;

    pero tal faena de sacar agua

    en el convento había,

    que al año...

  • Un avariento casado

    a su mujer le decía:

    -Tú me cuestas cada día

    un doblón, ¡caro bocado!

    Cada mes te he visitado

    dos veces: en conclusión,

    cada vez a la razón

    de tres onzas. -¡Lindo chiste!,

    dice ella. ¿ Y en qué consiste

    que yo te...

  • A casa de una moza un estudiante

    llegó, pobre y tunante,

    y por poco dinero

    le pidió algún carnal desaguadero.

    -No puedo socorrerle en ese apuro,

    ella le dijo, sin que pague un duro;

    no lo hago más barato

    porque anda malo el tiempo y malo el trato...

  • Reprendía un abad a un perezoso
    monje que a los maitines no asistía,
    y con ásperas voces le decía:
    - ¿Qué efecto, hermano, tan escandaloso

    producirá en cualquiera religioso
    su negligencia? Copie lo que hacía
    todo un rey, un David. ¡Con qué alegría,
    ...

  • Casóse Dora la bella

    con Dido, y Dido intentó,

    la noche que se casó,

    hacerle un hijo, hijo de ella.

    Como pasó mala noche

    aquella en que fue casada,

    se levantó al otro día con

    toda la cara ajada.

    Desde que le vio su padre...

  • El cínico Diógenes de Atenas

    con su filosofía

    hizo, mientras vivió, mil cosas buenas,

    siendo su gran manía

    ponerse a procrear públicamente

    a sol radiante y a faldón valiente.

    Decía: -No es razón que a ver a un hombre

    morir se junten tantos

    ...

  • Mandó a Madrid venir de la montaña

    un mercader ricacho a su sobrino

    para que se instruyese en la maña

    con que era en el comercio ladrón fino.

    Cuando llegó buscando la cucaña

    el tal montañesillo a su destino,

    tendría de catorce a quince años,

    edad...

  • Una noche de enero,

    estaba calentándose al brasero

    una joven casada,

    la ropa a las rodillas remangada,

    porque así no temía

    quemarse en tanto que labor hacía.

    De este modo esperaba a su marido,

    que era un pobre artesano,

    mientras entretenido...