Tenía cierto pobre vergonzante
una alforja detrás, otra delante,
y colocaba con cuidado en ellas
a dos hijas muy bellas,
que muchos para mover los corazones
suelen valerse de tales aprensiones,
o por mejor guardallas o escondellas.
Le preguntó un...
Tenía cierto pobre vergonzante
una alforja detrás, otra delante,
y colocaba con cuidado en ellas
a dos hijas muy bellas,
que muchos para mover los corazones
suelen valerse de tales aprensiones,
o por mejor guardallas o escondellas.
Le preguntó un...
Oye, Apolo, mi acento,
ven a inspirarme un cuento,
pues hace muchos días
que, temeroso de las penas mías,
quieres que yo te aguarde,
y tu fuego me infundes mal o tarde.
Parece que se apiada
con esta invocación, pues exaltada
por su...
Estaba una señora desahuciada
de esa fiebre malvada
que, sin ser, según dicen, pestilente,
se lleva al otro lado a mucha gente.
Sus criados y amigos la asistían
con celo cuidadoso,
pues por tonto tenían
de la dama al esposo
y, así, de su...
le pone en su derecha, lo bendice,
Madre e hija con su manto
devotas al templo vienen,
no eran aquellas que tienen
devoción con algún santo.
La madre al divino canto
atiende, y cuando el tenor
¿computas —dijo— al cantar?
exclamó: - Mi dicha es fija,
mira que nos llaman, hija...
Tenía cierta vieja de costumbre,
al meterse en la cama,
arrimarse en cuclillas a la lumbre,
en camisa, las manos a la llama.
En este breve rato,
le hacía un manso gato
dos mil caricias tiernas:
pasaba y repasaba entre sus piernas.
Y como en...
En casa de un labrador
vivían Blas y Lorenza:
se profesaban amor;
pero él tenía vergüenza
y ella tenía rubor.
A la aurora en el corral
se encontraron en camisa.
El encuentro fue casual:
cubrióse ella a toda prisa
la cosa con...
A cierta moza un húsar, y no es cuento,
porque le socorriera en sus apuros
del carnal movimiento,
le prometió ocho duros
y después sólo cuatro la dio en paga.
La moza, descontenta
con esta trabacuenta,
para que por justicia se le haga
...
El lunes me encontré a Juana
y por ventura, aquel día
para estar una semana
se fue a casa de su tía.
Díjele: - Salada mía, 5
yo de irte a ver tengo gana.
- ¡Ay, señor!, ¿qué se diría?
Pero... venga usted mañana.
Martes al...
Un confesor gilito
en opinión de santidad estaba,
por lo que despachaba
de penitentes número infinito.
Además, este padre reverendo
llevaba en un remiendo
de su negra pretina
cosida una reliquia peregrina
con muchas indulgencias
que...