• Ya próspera lució sobre tu frente
    La corona nupcial, mi dulce amiga;
    Del Hacedor la mano omnipotente
    Tu venturosa union grata bendiga.

    ¡Oh! bendígala, sí: que sea eterno
    El amor noble y puro que atesora
    Ese esposo feliz, á quien tu tierno
    Y entusiasmado corazon adora.

    ¡Bendígala el Señor! Que resplandezca
    La dicha para tí: que la...

  • El distinguido poeta Fernando Velarde

    Grandioso te alzas en la eterna roca
    donde rebrama el huracán rugiente,
    y absorto miras en tu afán valiente
    de los volcanes la tartárea boca.

    En los arranques de tu audacia loca
    te lanzas como el águila impaciente,
    y, en medio de...

  • ¡Corazón! ¡Corazón! ¿Por qué suspiras?
    ¿Por qué los muros de tu cárcel bates?
    Es imposible, corazón.... ¡Deliras!
    Infeliz corazón, en vano lates!

    Siempre contuve tu ímpetu violento
    desde que pude conocer el mundo;
    siempre fui sordo a tu amoroso acento,
    sin tener compasión de tu ¡ay! profundo.

    ¿Sabes por qué? Tras vanas ilusiones
    (...

  • Triste estoy, Josefina idolatrada,
    y en medio de mi fúnebre dolencia,
    al través de las sombras de la ausencia,
    inmóvil te contemplo junto a mí;
    y te oigo ¡ay! y te miro desolada
    suelta al aire tu blonda cabellera,
    y tan tierna, sensible y lastimera,
    cual en mis brazos sollozar te oí.

    El momento fatal en que el destino,
    como el bronce...

  • (En su cumpleaños)

    Al breve viaje que llamamos vida,
    buscarle paz y bendición quisimos,
    la fe nos alumbró, la senda vimos,
    y en venturosa audacia
    para juntos seguirla nos unimos.

    Y a los dos, así juntos caminando,
    bajo el astro propicio que nos guía,
    nada cansa ni amarga, nada hastía
    de cuanto en fiel presagio
    el...

  • ¡Oh! Cuán puro y sereno
    despunta el Sol en el dichoso día
    que te miró nacer, ¡Esposa mía!
    Heme de amor y de ventura lleno.

    Puerto de las borrascas de mi vida,
    objeto de mi amor y mi tesoro,
    con qué afectuosa devoción te adoro,
    ¡y te consagro mi alma enternecida!

    Si la inquietud ansiosa me atormenta,
    al mirarte recobro
    gozo,...

  • Con motivo de la muerte de su hija Eufemia, niña de tres años

    No desesperada, llores,
    así de tu hija la muerte,
    ni maldigas de la suerte
    los aparentes rigores;
    que, siempre que deja un niño
    la dura región del suelo,
    es porque le lleva al cielo
    de Dios piadoso el cariño.
    Y en vez de la veste negra,
    indicio del alma triste,...

  • ¡Ah! nunca vienen las desdichas solas:
    siempre la pena sucedió a la pena,
    como del mar las incesantes olas,
    cual los anillos de una gran cadena.
    Flecha tras flecha la Desgracia vibra,
    lazo ninguno su furor respeta,
    y en el sensible corazón no hay fibra
    donde no clave su mortal saeta.
    Y si con pecho de sufrir rendido,
    grita tal vez la...

  • Como un niño Jesús, allá en tu infancia,
    dormías junto á mí,
    y á perturbar tu sueño no alcanzaba
    el cántico del ave en el jardín;
    y sobre tí sus alas á los ángeles
    los sentía batir,
    y yo sobre tu almohada deshojaba
    claver, rosa, jazmín;
    y lágrimas mojaban mis mejillas
    en la noche, al pensar, del porvenir.
    Ya llegará mi noche, vida mía...

  • Ardua montaña es la vida,
    de misteriosa pendiente
    en que a veces no se siente
    lo que cuesta la subida
        tan soñada !
    En la primera jornada
    el impaciente viajero
    halla más suave el sendero,
    verde y florido el zarzal,
    en cada soplo tina nota
    y una perla en cada gota
    del sonoro manantial.

    Como un arpegio celeste
    ...