José María Heredia

  • Vuela el buque: las playas oscuras
    a la vista se pierden ya lejos,
    cual de Febo a los vivos reflejos
    se disipa confuso vapor.
    y la vista sin límites corre
    por el mar a mis ojos abierto,
    y en el cielo profundo, desierto,
    reina puro el espléndido sol....

  • Dulce memoria de la prenda mía
    tan grata un tiempo como triste ahora,
    áureo cabello, misterioso nudo
    Ven a mi labio.

    ¡Ay! ven, y enjugue su fervor el llanto
    en que tus hebras inundó mi hermosa,
    cuando te daba al infeliz Fileno
    mísero amante.

    ...

  • Planeta de terror, monstruo del cielo,
    errante masa de perennes llamas
    que iluminas e inflamas
    los desiertos del Éter en tu vuelo;
    ¿Qué universo lejano
    al sistema solar ora te envía?
    ¿Te lanza del Señor, la airada mano
    a que destruyas en tu curso insano...

  • Reina la noche: con silencio grave
    gira los sueños en el aire vano;
    cándida, pura, el silencioso llano
    viste la luna de su luz suave.
    ¡Hora de paz!... Aquí, do a nadie miro,
    en esta cumbre, alzado,
    heme, Señor, del mundo abandonado.

    ¡Cómo embelesa la...

  • Templad mi lira, dádmela, que siento
    En mi alma estremecida y agitada
    Arder la inspiración. ¡Oh! ¡cuánto tiempo
    En tinieblas pasó, sin que mi frente
    Brillase con su luz...! Niágara undoso,
    Tu sublime terror sólo podría
    Tornarme el don divino, que ensañada...

  • ¿Por qué, adorada mía,
    mudanza tan cruel? ¿Por qué afanosa
    evitas encontrarme, y si te miro,
    fijas en tierra lánguidos los ojos y
    y triste amarillez nubla tu frente?
    ¡Ay! do volaron los felices días
    En que risueña y plácida me vías,
    y tus ardientes ojos...

  • ¿Nunca de blanda paz y de consuelo
    gozaré algunas horas? ¡O terrible
    necesidad de amar!... Del Océano
    las arenosas y desnudas playas
    devoradas del sol de medio día
    son imagen terrible, verdadera
    de mi agitado corazón. En vano
    a ellas el padre de la luz...

  • ¡A Dios, amada, a Dios! llegó el momento
    del pavoroso a Dios... mi sentimiento
    dígate aqueste llanto... ¡ay! ¡el primero
    que me arranca el dolor! ¡Oh, Lesbia mía!
    No es tan solo el horror de abandonarte
    lo que me agita, sino los temores
    de perder tu cariño: sí...

  • Hoja solitaria y mustia,
    que de tu árbol arrancada,
    por el viento arrebatada
    triste murmurando vas,
    ¿do te diriges? —Lo ignoro,
    de la encina que adornaba
    este prado, y me apoyaba,
    los restos mirando estás.

    Bajo su sombra felice
    las zagalas y...

  • En aqueste pacífico retiro,
    lejos del mundo y su tumulto insano
    doliente vaga tu sensible amigo.
    Tú sabes mis tormentos, y conoces
    a la mujer infiel... ¡Oh! si del alma
    su bella imagen alejar pudiese,
    ¡cuál fuera yo feliz! ¡cómo tranquilo
    de amistad en...