• Con majestad sublime el sol se aleja,
    y el extendido cielo
    a las encapotadas sombras deja,
    que ya le cubren con umbroso velo.

    ¡Qué solemne misterio! ¡Qué profunda
    de paz y de oración grave tristeza.
    ya el sol llega al ocaso
    y la noche le sigue a lento paso.

    En duelo universal naturaleza
    se despide de aquel que la fecunda:
    triste...

  • A ***

    ¡Oh melancólica virgen!
    Cuando el sol se hunde en las olas,
    ve con paso lento a solas
    a la playa a meditar:
    que siempre al incierto rayo
    del agonizante día,
    está la Melancolía
    sentada orillas del mar.
    Hela allí -el ebúrneo codo
    apoyado en la rodilla,
    y en la palma la mejilla,
    en pensativa actitud;
    ...

  • La tarde todavía
    dará incienso de oro a tu plegaria,
    y quizás el cenit de un nuevo día
    amenguará tu sombra solitaria.
    Mas no es tu fiesta el Ultramar lejano,
    sino la ermita junto al manso río;
    no tu sandalia el soñoliento llano
    pisará, en la arena del hastío.
    Muy cerca está, romero,
    la tierra verde y santa y florecida
    de tus...

  • Tarde de lluvia en que se agravan
    Al par que una íntima tristeza
    Un desdén manso de las cosas
    Y una emoción sutil y contrita que reza.

    Noble delicia desdeñar
    Con un desdén que no se mide,
    Bajo el equívoco nublado:
    Alba que se insinúa, tarde que se despide.

    Sólo tú no eres desdeñada,
    Pálida que al arrimo de la turbia vidriera,
    Tejes...

  • Así bramaba el trueno de venganza,
    y asimismo la brisa tempestuosa
    silbaba entre las vergas del navío;
    ya el marino, burlado en su esperanza,
    da un recuerdo a su patria y a su esposa,
    y a la vista del puerto pierde el brío.

    Y la mar inclemente crece y crece,
    y crece sin cesar y se levanta;
    un hombre entre las olas desparece,
    y el que le...

  • Un sultán dentro de aquellos que reinan sobre un idioma,
    Que, con el pasto de los rebaños, cambian su patria,
    Dormía en el suelo sobre su mano derecha,
    Pero el ojo afuera cerrado, en el interior se despierta.
    Ve como desde los cielos la luna suavemente desciende
    Y se acerca de él metamorfoseada en una virgen.
    Su camino florecía como después del paso de la...

  • LA TERTULIA CURSI

    En la coronada villa,
    calle del Humilladero,
    número ochenta, tercero,
    con honores de guardilla,

    vive doña Blasa Ortiz,
    señora muy campechana,
    muy gorda, muy charlatana,
    muy pobre y muy infeliz;

    viuda de un tal don Silverio
    Trigueras, que fue empleado
    en no sé qué negociado
    de no sé qué...

  • I
    Siendo mozo Alvargonzález,
    dueño de mediana hacienda,
    que en otras tierras se dice
    bienestar y aquí opulencia,
    en la feria de Berlanga
    prendóse de una doncella,
    y la tomó por mujer
    al año de conocerla.
    Muy ricas las bodas fueron,
    y quien las vio las recuerda:
    sonadas las tornabodas
    que hizo Alvar en su...

  • ME siento alguna vez como la nube
            De un celaje sombrío:
    Calma en redor, bajo mis piés la tierra
            Con algo que me aterra,
    En su desierto páramo vacío.
    Sobre mi frente el cielo que me llama
            Con algo que me ama
    En su infinito azul resplandeciente....
    Y á mi pesar, como la nube misma,
    Baja á la tierra lánguida mi mente...

  • Ya vuele errática y ligera,
    ya pesque al ras un renacuajo,
    con el más sorprendente tajo
    corta los aires su tijera.

    No se oculta ningún tesoro
    bajo el paño gris de su capa;
    pero su gorra negra tapa
    un eréctil capullo de oro.

    Su nido expone al huracán
    en el gajo más fino y alto,
    de donde ve sin sobresalto
    al carancho y al...