Antonio Machado

  • Yo voy soñando caminos
    de la tarde. ¡Las colinas
    doradas, los verdes pinos,
    las polvorientas encinas!...
    ¿Adónde el camino irá?
    Yo voy cantando, viajero
    a lo largo del sendero...
    - La tarde cayendo está-.
    "En el corazón tenía
    la espina de...

  • Yo escucho los cantos
    de viejas cadencias,
    que los niños cantan
    cuando en coro juegan,
    y vierten en coro
    sus almas que sueñan,
    cual vierten sus aguas
    las fuentes de piedra:
    con monotonías
    de risas eternas,
    que no son alegres,
    ...

  • Y podrás conocerte recordando
    del pasado soñar los turbios lienzos,
    en este día triste en que caminas
    con los ojos abiertos.
    De toda la memoria, sólo vale
    el don preclaro de evocar los sueños.

  • Y nada importa ya que el vino de oro
    rebose de tu copa cristalina,
    o el agrio zumo enturbie el puro vaso...
    Tú sabes las secretas galerías
    del alma, los caminos de los sueños,
    y la tarde tranquila
    donde van a morir... Allí te aguardan
    las hadas...

  • ¿Y ha de morir contigo el mundo mago
    donde guarda el recuerdo
    los hálitos más puros de la vida,
    la blanca sombra del amor primero,
    la voz que fue a tu corazón, la mano
    que tú querías retener en sueños,
    y todos los amores
    que llegaron al alma, al...

  • ¡Oh, sola gracia de la amarga tierra,
    rosal de aroma, fuente del camino!
    Auras... ¡Amor! Bien haya primavera;
    bien haya abril florido,
    y el solo amado enjambre de mis sueños,
    que labra miel al corazón sombrío.
    Y en una triste noche me aguijaba
    la...

  • ¡Y esos niños en hilera,
    llevando el sol de la tarde
    en sus velitas de cera!...
    *
    De amarillo calabaza,
    en el azul, cómo sube
    la luna, sobre la plaza!
    *
    Duro ceño.
    Pirata, rubio africano,
    barbitaheño....

  • ¡Verdes jardinillos,
    claras plazoletas,
    fuente verdinosa
    donde el agua sueña,
    donde el agua muda
    resbala en la piedra!...
    Las hojas de un verde
    mustio, casi negras,
    de la acacia, el viento
    de septiembre besa,
    y se lleva algunas...

  • Una noche de verano
    —estaba abierto el balcón
    y la puerta de mi casa—
    la muerte en mi casa entró.
    Se fue acercando a su lecho
    —ni siquiera me miró—,
    con unos dedos muy finos,
    algo muy tenue rompió.
    Silenciosa y sin mirarme,
    la muerte otra...

  • ... Fue un tiempo de mentira, de infamia. A España toda,
    la malherida España, de Carnaval vestida
    nos la pusieron, pobre y escuálida y beoda,
    para que no acertara la mano con la herida.
    Fue ayer; éramos casi adolescentes; era
    con tiempo malo, encinta de lúgubres...