• Muda a mis ruegos, impasible y fría,
    en el sofá de rojo terciopelo
    un pálido jazmín hecho de hielo
    tu enigmático rostro parecía.

    La hostia solar, en roja eucaristía,
    se ocultaba en el mar; y, al dulce cielo,
    el divino Chopin su desconsuelo
    en un sollozo trémulo decía.

    Y cuando, por oír esa palabra
    que eternos lutos o venturas labra,...

  • Era un poeta lírico, grandioso y sibilino
    que le hablaba a la tierra una tarde de invierno,
    frente a una posada y al volver de un camino:
    —¡Oh madre, oh tierra! —díjole—, en tu girar eterno
    nuestra existencia efímera tal parece que ignoras.
    Nosotros esperamos un cielo o un infierno,
    sufrimos o gozamos en nuestras breves horas,
    e indiferente y muda tú,...

  • Suena tu blanda lira,
    Aristo, de las Ninfas tan amada,
    cuando a Filis suspira,
    y en la grata armonía embelesada
    la tropa de pastores
    escucha los suavísimos amores.

    Mientras mi bronco acento
    dice del despotismo derrocado
    de su sublime asiento,
    y con fuertes cadenas aherrojado
    el llanto doloroso
    al pueblo de la...

  • Donosa aldeana
    de negro cabello,
    de rostro más bello
    que fresca mañana:
    detente; te llamo
    temblando de amor;
    desata ese ramo
    y dame una flor.

    Marchito y sin vida
    tu ramo, aldeana,
    acaso mañana
    ninguno lo pida;
    mas hoy que lo pinta
    la luz del amor,
    desata esa cinta
    y dame una flor.

    No llores, amada...

  • Era una noche en que el viento
    con sordo acento mugía,
    y en que no más se sentía
    del trueno el ronco fragor.

    Y en sombras la tierra envuelta
    como en un fúnebre manto,
    miedo causaba y espanto
    al pecho de más valor.

    Nadie en tan hórrida noche
    cruzar tal vez se atreviera,
    ni del valle la pradera,
    ni la calle en la...

  • Aquellas niñas hermosas
    que en suma beldad conformes,
    teniendo la tez cual nieve,
    tengan los ojos cual soles,
    y el alma sintiendo, tiernas,
    herida de mal de amores,
    tanto les falte de esquivas,
    cuanto de bellas les sobre,
    salgan al campo conmigo
    ricas de gracias, adonde
    favor al mayo risueño
    las brinden, con gracias...

  • ¡Oh la saeta, el cantar
    al Cristo de los gitanos,
    siempre con sangre en las manos
    siempre por desenclavar!
    ¡Cantar del pueblo andaluz
    que todas las primaveras
    anda pidiendo escaleras
    para subir a la cruz!
    ¡Cantar de la tierra mía,
    que echa flores
    al Jesús de la agonía,
    y es la fe de mis mayores!
    ¡Oh, no eres tú mi cantar!...

  •   Ante una calle vil y escueta,
     al núcleo de una encrucijada,
     San Martín yergue su silueta
     torpe, blanquizca y desconchada.

      Como unas lenguas parlanchinas,
     rompen sus címbalos volteantes
     serenidades matutinas
     con carrillones atronantes.

      Incienso y cristianas congojas
     llenan el templo de humo y voces.

      Un eucalipto con...

  • Volando del vértice
    del mal y del bien,
    es independiente
    la saltapared.

    Y su principado,
    la ermita que fue
    granero después.

    Sobre los tableros
    de la ruina fiel
    la saltapared
    juega su ajedrez,
    sin tumbar la reina,
    sin tumbar al rey...

    Ave matemática
    nivelada es
    como una ruleta
    que baja y que sube...