Tal vez el cielo, que por noble patria
confiesa el alma, y sin cesar la llora,
doloroso contemplo y pensativo,
desde este triste valle de miseria
do prisionero vivo;
cual desde orilla mora,
en encendidas lágrimas deshecho,
mirar solía el Español cautivo
os verdes campos de su dulce Iberia,
al otro lado del hercúleo estrecho;
y, cual...
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øøø
Ansia que ardiente crece,
Vertiginoso vuelo
Tras de algo que nos llama
... -
Ven, amada;
anhelante mi espíritu te llamaEn la fuente piadosa de tus labios
apagaré mi sed,
y bendita serás como la dulce
samaritana bíblica.¡0h, mi sed de ternura!
Ven, amada;
anhelante mi espíritu te llama. -
Ante el pálido lienzo de la tarde,
la iglesia, con sus torres afiladas
y el ancho campanario, en cuyos huecos
voltean suavemente las campanas,
alta y sombría, surge.
La estrella es una lágrima
en el azul celeste.
Bajo la estrella clara,
flota, vellón disperso,
una nube quimérica de plata. -
De vista y muy de pasada
nos conocemos los dos,
y la tuya, vive Dios,
no es vista para olvidada.Mas tú verás, si me escuchas
con la atención que te pido,
que el no habernos conocido
tiene ventajas, y muchas.¡Cuánta alabanza podemos
decir recíprocamente
de los dos..., precisamente
porque no nos conocemos!Tú dirás que...
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Ángel que -acaso- del Edén huyendo
viniste de la tierra al triste valle;
tú que dejando angélica compaña,
solitaria en el mundo te encontraste...¡Oh, cuánto habrás sufrido!... ¿Aquí, sonrisas
habrá que aduerman el dolor de un ángel?
¡Un acento de amor!... ¿Pero en qué idioma,
si nadie comprendía tu lenguaje?De la música el Genio y la...
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¡Y bien! aquí estás ya... sobre la plancha
donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus límites ensancha.Aquí donde la rígida experiencia
viene a dictar las leyes superiores
a que está sometida la existencia.Aquí donde derrama sus fulgores
ese astro a cuya luz desaparece
la distinción de esclavos y señores.Aquí donde la...
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Escribir es mi vicio.
Primero, fueron cartas, luego cuentos, ahora palabras.
Y de las tres costumbres, ninguna es mejor.
Lo mismo es placer. La pluma que escriba o escriba el pensar. -
¡Cuántas cosas hay secretas
para la humana razón!
¡Quién supiera cómo son
los que habitan los planetas
y la inmensa creación!
Si son chicos cual infantes,
o como torres gigantes,
si un ojo o más ojos que Argos
tienen, y si viven largos
siglos, o breves instantes;
si oyen con los ojos bien,
y huelen con los oídos
y con las...