Manuel Acuña

  • Goza, goza, niña pura,
    mientras en la infancia estás;
    goza, goza esa ventura
    que dura lo que una rosa.
    -Qué, ¿tan poco es lo que dura?
    -Ya verás niña graciosa,
    ya verás.

    Hoy es un vergel risueño
    la senda por donde vas;
    pero mañana, mi dueño...

  • Era muy niña María,
    todavía,
    cuando me dijo una vez:
    -Oye, ¿por qué se sonríen
    las flores tan dulcemente,
    cuando las besa el ambiente
    sobre su aromada tez?
    -Ya lo sabrás mas delante
    niña amante,
    le contesté yo, y una mañana,
    la niña...

  • ¡Entrad!... en mi aposento
    donde sólo se ven sombras,
    está una mujer muriendo
    entre insufribles congojas...
    Y a su cabecera tristes
    dos niñas bellas que lloran,
    y que entrelazan sus manos
    y que gimen y sollozan.
    Y la infeliz ya no mira
    ni...

  • A Ch....

    ¿Quieres oir un sueño?...
    Pues anoche
    ví la brisa fugaz de la espesura
    que al rozar con el broche
    de un lirio que se alzaba en la pradera
    grabó sobre él un "beso",
    perdiéndose después rauda y ligera
    de la enramada entre el follaje...

  • ¡Sin lágrimas, sin quejas,
    sin decirlas adiós, sin un sollozo!
    cumplamos hasta lo último. . . la suerte
    nos trajo aquí con el objeto mismo,
    los dos venimos a enterrar el alma
    bajo la losa del escepticismo.
    Sin lágrimas... las lágrimas no pueden
    devolver...

  • Porque eres buena, inocente
    como un sueño de doncella,
    porque eres cándida y bella
    como un nectario naciente.

    Porque en tus ojos asoma
    con un dulcísimo encanto,
    todo lo hermoso y lo santo
    del alma de una paloma.

    Porque eres toda una esencia...

  • -¿Por qué te miro así tan abatida,
    pobre flor?
    ¿En dónde están las galas de tu vida
    y el color?
    Díme, ¿por qué tan triste te consumes,
    dulce bien?
    ¿Quién?, ¡el delirio devorante y loco
    de un amor,
    que me fue consumiendo poco a poco
    de dolor!...

  • Oda

    De los tres cielos que recorre el hombre
    de la existencia en la medida impía,
    cuando la gloria me enseñó tu nombre
    yo estaba en el primero todavía.
    La pena que del pecho
    hasta el abismo lóbrego desciende,
    y del cadáver de un amor deshecho
    finge flotando...

  • I

    ¡Pues bien!, yo necesito
    decirte que te adoro,
    decirte que te quiero
    con todo el corazón;
    que es mucho lo que sufro,
    que es mucho lo que lloro,
    que ya no puedo tanto,
    y al grito que te imploro
    te imploro y te hablo en nombre
    de mi...

  • Pues, señor, dije yo, ya que es preciso
    puesto que asi lo han dicho en el programa,
    que rompa ya la bendecida prosa
    que preparado para el caso había,
    y que escriba en vez de ella alguna cosa
    asi, que parezca poesía,
    pongámonos al punto,
    ya que es...