• Salid, ¡oh Clori divina!
    al Tormes, que ofrece hoy
    fija puente a vuestra planta
    su inquieto cristal veloz.

    Esta vez pudo el diciembre
    lo que mil pudisteis vos,
    que tienen fuerza de escarcha
    poderes de admiración.

    No su nieve a vuestra vista
    quieto el cristal se paró,
    que si aquí suspende el hielo,
    hiela aquí la...

  •  Árbol bello, ¿quién te trajo
     a estas campiñas risueñas
     que con tu copa decoras
     y tu sombra placentera?
     Dicen que el dulce Dalmiro,
     Dalmiro aquel que las selvas
     y de estos campos los hijos
     no sin lágrimas recuerdan,
     compró de un agreste joven
     tu amenazada existencia;
     en este alcor, estos valles,
     viva su memoria eterna...

  • Tú que marcas con sangre tu camino,
    beato tigre, loco sanguinario,
    Nerón cristiano, místico asesino,
    que envuelves el puñal con el rosario:
    tú que, el pan recibiendo que convierte
    en el cuerpo de Dios el sacerdote,
    a dar horrible dilatada muerte
    sales, armado del sonante azote:
    tú que, después del celestial sustento
    que la muerte te da, si...

  • ¿Por qué de amor la barca voladora
    con ágil mano detener no quieres
    y esquivo menosprecias los placeres
    de Venus, la impasible vencedora?

    A no volver los años juveniles
    huyen como saetas disparadas
    por mano de invisible Sagitario;
    triste vejez, como ladrón nocturno,
    sorpréndenos sin guarda ni defensa,
    y con la extremidad de su arma inmensa...

  • Un valentón de espátula y gregüesco
    que a la muerte mil vidas sacrifica,
    cansado del oficio de la pica,
    mas no del ejercicio picaresco,
    retorciendo el mostacho soldadesco
    por ver que ya su bolsa le repica,
    a un corrillo llegó de gente rica
    y en el nombre de Dios, pidió refresco.
    “Den voacedes, por Dios, a mi pobreza
    --les dice--, donde...

  • A UN VECINO

    ¡Vecino, por compasión
    mi paciencia tuvo fin!
    Tire usted por el balcón
    su maldito cornetín,
    el cornetín de pistón.

    Si sólo un instante fuera,
    me callara, ¡vive Cristo!
    ¡Pero una semana entera!
    Que lo resista quienquiera.
    ¡Lo que...

  • Tu existir agitado y vagabundo
    recuerda nuestro frágil existir:
    todos somos viajeros en el mundo,
    todos andamos por llegar al fin.
    Pero a veces retorna el marinero
    al duce puerto que le vio pasar;
    mas ¡ay! el hombre, mísero viajero,
    a las playas que amó no volverá.
    Nadie puede pararse en el camino,
    porque es preciso eternamente andar:...

  • Te he visto, por el parque ceniciento
    que los poetas aman
    para llorar, como una noble sombra
    vagar, envuelto en tu levita larga.
    El talante cortés, ha tantos años
    compuesto de una fiesta en la antesala,
    ¡qué bien tus pobres huesos
    ceremoniosos guardan!
    Yo te he visto, aspirando distraído,
    con el aliento que la tierra exhala
    -hoy...

  • El día en que yo vi la luz primera,
    plantó mi padre en su risueño huerto
    ese árbol que admiráis en primavera,
    de tiernas hojas y de flor cubierto.

    Yo entré en la sociedad, donde hoy batallo,
    con la esperanza audaz de los mancebos,
    cuando él ennoblecía el fuerte tallo
    cada nueva estación con ramos nuevos.

    Yo abandoné, buscando horas felices,...

  • Bajan sobre mis dolores
    tus palabras de consuelo,
    como el rocío del cielo
    sobre las marchitas flores.
    Y mis tormentos suaviza
    tu plática consolante,
    como adormece al infante
    el canto de la nodriza.
    ¡Ah! no calle todavía
    tu süave voz piadosa,
    que en blando sueño reposa
    al oírte el alma mía.
    En dormida mar serena
    ir me...