«-¿Quién eres tú que, en la apartada cumbre,
coronada de nieblas,
huyes de la azorada muchedumbre
y con tus sueños tu desierto pueblas?
-Ven.»
Sobre el ígneo coche
de rápidos, flamígeros corceles
crucé con él las sombras de la noche,
y surcamos los...
Vicente Wenceslao Querol
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Comenzaba el otoño. El sol caía
como broquel de fuego tras la espalda
del áspera montaña. Una alqueríablanca, del cerro en la aromosa falda,
era mi albergue, que ceñían en torno
un huerto al pie y dos parras por guirnalda.Los que engendró en la fiebre del...
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A orillas del ancho río
se levanta un árbol muerto,
que arraiga en húmeda tierra
y alza los brazos al cielo.
¿Para qué pasan las aguas
su pie nudoso lamiendo?
¿Para qué las tibias brisas
de abril le prodigan besos?
¿Para qué en las ramas secas... -
Como naves ancladas
del ancho puerto en el seguro asilo
cuando en el mar la tempestad arrecia,
en tu golfo tranquilo
duermen las islas Jónicas, oh Grecia.Cual cisne de albas plumas
sobre el azul del lago,
coronada de brumas,
Chío levanta su... -
¡De Ovidio los dulces versos
qué tristes lecciones guardan!Cuando la tarde las sombras
prolonga de las montañas,
yo, al pie de los viejos olmos
que el arroyo copia y baña,
leí de Orfeo y de Eurídice,
meditabundo la fábula.Al hondo averno...
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Ya del oscuro Citerón las cumbres
bajaba el sol a trasponer, vertiendo
ríos de luz sobre los verdes mares,
cuyos abrazos lánguidos, y besos
dulces y prolongados, adormecen
los grupos de las islas del Egeo
Helios guiaba sus caballos de oro
hacia el... -
Meditación
Era el primero de noviembre. Lánguido
el sol, bajando al Occidente, el velo
de las nubes inmóviles teñía
de oro, de rosa y de carmín. Los negros
montes en torno sus abruptas cumbres
coronadas de luz, sobre los cielos
azules destacaban. A mis... -
I
Un año más en el hogar paterno
celebramos la fiesta del Dios-niño,
símbolo augusto del amor eterno,
cuando cubre los montes el invierno
con su manto de armiño.II
Como en el día de la fausta boda
o en el que el santo de los padres llega,
... -
No muere el sol en el cenit, ni el río
entre los anchos campos, que fecunda
con sesgo curso, agota
su sonoro caudal, ni el cierzo frío
las verdes frondas del abril azota.
¡Bien tras del monte arde
vaga la luz del día
cuando declina la callada tarde;... -
TÚ
Eras alegre, bella y discreta;
y cuantas veces en los salones
aparecías,
linda y coqueta,
¿Quién sabe, niña, los corazones
que tú rendías?Cuando, perdidos entre las olas
del baile inquieto,
yo me encontraba contigo a solas,
con la...