A un valentón

Un valentón de espátula y gregüesco que a la muerte mil vidas sacrifica, cansado del oficio de la pica, mas no del ejercicio picaresco, retorciendo el mostacho soldadesco por ver que ya su bolsa le repica, a un corrillo llegó de gente rica y en el nombre de Dios, pidió refresco. “Den voacedes, por Dios, a mi pobreza --les dice--, donde no, por ocho santos que haré lo que suelo sin tardanza.” Mas uno que a sacar la espada empieza “¿Con quién habla—le dijo—el tragacantos? Si limosna no alcanza, ¿qué es lo que suele hacer en tal querella?” Respondió el bravonel: “Irme sin ella”

Collection: 
1567

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¿Quién menoscaba mis bienes?
¡Desdenes!
Y ¿quién aumenta mis duelos?
¡Los celos!
Y ¿quién prueba mi paciencia?
¡Ausencia!

De este modo en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.

¿...

Busco en la muerte la vida,
salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida
y en el traidor lealtad.
Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
con el cielo ha estatuido,
que, pues lo imposible pido,
lo posible aún...

Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla,
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡...

Un valentón de espátula y gregüesco que a la muerte mil vidas sacrifica, cansado del oficio de la pica, mas no del ejercicio picaresco, retorciendo el mostacho soldadesco por ver que ya su bolsa le repica, a un corrillo llegó de gente rica y en el nombre de Dios, pidió refresco. “Den voacedes,...