• Desde que el gran Rafael
    dio al mundo, la maravilla
    de la Virgen de la Silla,
    trasladarla en copia fiel
    procura en vano el pincel,
    el buril procura en vano;
    que no fue dado a otra mano
    igualar la perfección
    y la celeste expresión
    de aquel grupo soberano.
    Mas tu ingenio, Carolina,
    aun copiando débil copia,
    la expresión y...

  • Adiós, dulce amiga mía,
    mas que mi amiga mi hermana,
    que, aunque hace aún breve tiempo
    que logré la dicha rara
    de conocerte, me debes
    tal cariño, amistad tanta,
    como si te conociera
    desde mi primer infancia;
    si bien el cielo sus dones
    te concedió tan sin tasa
    y en tan alto extremo tal hizo
    afable, modesta, casta,
    de tan...

  • ¡Yo te saludo, dulce encantadora
    indefinible hora,
    donde se unen y mezclan noche y día!
    ¡Hora de suave calma
    y de vaga inefable poesía!
    ¡Oh romántica virgen sonadora!
    a tu triste beldad ceda la palma
    la rozagante Aurora:
    que su faz leda y su mirada viva
    menos al tierno corazón agrada
    que tu faz pensativa
    y dulce melancólica...

  • Amor y Guerra

    El estrago asolador
    y los males de la Guerra
    reparas, mísera Tierra
    con los bienes del Amor.
    Y aunque aquélla de matar
    nunca se cansa, a porfía
    hijos del amor te cría
    que llenen aquel lugar.
    Que por eso quiso Dios
    en el éter colocarte
    entre Venus y entre Marte,
    partícipe de los dos.

    (1863)

  • I

    ¿Qué loor hay que te cuadre,
    reina de la empírea corte,
    hija del eterno Padre,
    del Paráclito consorte,
    y del Verbo virgen madre?
    Tú a quien, aunque hija de Adán,
    de emperatriz nombre te dan
    los nobles hijos del cielo,
    y atentos en santo celo
    a tus preceptos están;
    Tú que eres ¡en tal manera
    de Dios la gracia en...

  • A***

    Ven conmigo a la playa tranquila,
    mientras tiende la tarde su velo:
    ¿No parece camino del cielo
    la dormida llanura del mar,
    y que el cielo, cual margen opuesta,
    de la mar la llanura termina?
    ¿No parece que a playa divina
    azul senda nos puede llevar?
    ¡Quién pudiera en blandísima nave,
    por aligeras brisas llevada,
    ...

  • Garzón de tan linda faz,
    que, vestido de mujer,
    nadie pudiera creer
    que fuera el traje disfraz:
    al presumido Narciso
    en gracia y beldad excedes,
    y al troyano Ganimedes
    a quien Jove mismo quiso.
    No hay en nuestros campos flores,
    ni en el firmamento estrellas,
    como en Lima damas bellas
    que codician tus amores.
    Mas las...

  • ¡Cuánto tus días serenos,
    dulce Lima, echo de menos!
    ¡Cuánto extraño
    de tu clima la blandura,
    tu primavera que dura
    todo el año!
    En esta región do eterno
    durar anuncia el invierno,
    donde va
    uno de otro día en pos,
    ni asoma el astro que dios
    te fue ya;
    y envuelto en oscuro manto,
    derrama el cielo su llanto
    sin...

  • El que perdidos para siempre gima
    el contento del alma y el reposo,
    vuele a tu seno, deleitosa Lima,
    y s ser en breve tornará dichoso.
    Tú, cual palacio de potente maga,
    virtud encierras de sin par dulzura,
    que cicatriza la más honda llaga
    y la dolencia más antigua cura.
    Tú a memorias acerbas y tenaces
    la paz concedes del sabroso olvido,...

  • La clara luna su fulgor dilata
    en cielo de purísimo zafir,
    y en rico manto de luciente plata
    parece, oh Lima, tu beldad vestir.
    Mas en vano te llama y te convida
    de tan bello espectáculo a gozar
    el astro en cuyas luces sumergida
    toda te miro, como en claro mar.
    Silenciosas tus calles y desiertas,
    cuando aún las horas del bullicio son,...