Garzón de tan linda faz,
que, vestido de mujer,
nadie pudiera creer
que fuera el traje disfraz:
al presumido Narciso
en gracia y beldad excedes,
y al troyano Ganimedes
a quien Jove mismo quiso.
No hay en nuestros campos flores,
ni en el firmamento estrellas,
como en Lima damas bellas
que codician tus amores.
Mas las disuade y, arredra
de decirte su ardor vivo
ser tú mas fiero y esquivo
que el casto alnado de Fedra.
A Ligurino
More from Poet
-
Cuando doblen las campanas,
no preguntes quien, murió:
quien, de tus brazos distante,
¿quién puede ser sino yo?Harto tiempo, bellísima ingrata,
sin deberte ni en sombra favores,
padecí tus crüeles rigores
y lloré como débil mujer;
ya me rinde el... -
I
Iba la más oscura taciturna
y triste Hora nocturna
moviendo el tardo soñoliento vuelo
por el dormido cielo,
cuando, dejando mi alma
en brazos del hermano de la Muerte
a su cansado compañero inerte,
libre de su cadena,
voló a su patria... -
¡Oh ciudad silenciosa de los muertos!
En ti se apaga el huracán humano,
cual muere al pie de las tranquilos puertos
el estruendo y furor del océano.
Tú el sólo asilo de los hombres eres
donde olviden del hado los rigores,
sus ansias, sus dolores, sus placeres... -
Áridos cerros que ni el musgo viste,
cumbres que parecéis a la mirada
altas olas de mar petrificada,
¡cuánto me halaga vuestro aspecto triste!¡Cuánto descansa el ánimo angustiado
en contemplaros, al fulgor sombrío
de un cielo oscuro, nebuloso y frío,
... -
No os asombréis tanto, no,
si en la templanza que muestro
tan otro de mí soy yo;
un sueño ha sido el maestro
que tal cambio me enseñó.
Temo, fiel a su lección,
que, cuando más la altivez
levante mi corazón,
me he de encontrar otra vez
en mi...