L'ENFAT
A Francis Jammes.
Sollozante y medroso, vuelve al fin a su nido,
llorando como un niño, mi pobre Corazón.
-¡Vienes lleno de sangre, Corazón! ¿Te han herido?
¿Qué ojos te hicieron daño, mi pobre Corazón?
Con una herida has vuelto...
L'ENFAT
A Francis Jammes.
Sollozante y medroso, vuelve al fin a su nido,
llorando como un niño, mi pobre Corazón.
-¡Vienes lleno de sangre, Corazón! ¿Te han herido?
¿Qué ojos te hicieron daño, mi pobre Corazón?
Con una herida has vuelto...
I
¡Pobrecita madre!
¡Se murió solita!
Cuando vino el cabrero a la choza
con la cabra «Galana» parida
y el trémulo chivo
sin lamer ni atetar todavía,
vio a la madre muerta
y a la niña viva.
Sobre un borriquillo,
sobre una angarilla
de las del aprisco,
se llevaron la muerta querida
y él se quedó solo,
solo con...
¡Los huérfanos gimen! Es que ha muerto el coloso
cantor de amor y de marcial trofeo.
Como murió el Adonis de perfil hermoso,
ha muerto Adonis el del rostro feo.
¡Maldita hermosura de la carne que es fatua
-del fruto podre vanidad de cáscara-
bella solo por ser modelo de la estatua!
¡Qué importa la hermosura de la...
LA ADULACIÓN
De un dolor en un brazo se quejaba
en Palacio una noche el Soberano,
y el médico que vio que se trataba
de una simple neuralgia del mediano,
le hizo tomar una poción calmante
y se quedó el monarca tan campante.
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-¿Qué ha tenido el señor?- con gran misterio
le preguntó al Doctor el...
¡Imposible arrancar del alma mía
sino acentos de amor!... Caber no puede
donde impera tu imagen adorada,
sino amor, sólo amor... Cuanto solía
mi pecho conmover... ya todo cede
a la ardiente mirada
de tus luceros bellos.
Mal mi grado a sus mágicos destellos
mi turbulenta vida está sujeta.
Como al influjo de fatal cometa
cede el bajel...
¡Salve tú, que del suelo
Gallarda te desvías,
Más que ave, hija del cielo,
Y desde lo alto envías
Raudal de no estudiadas profusas melodías!
...
BAJÉ á la tierra un día
Para unir á las almas,
Doliéndome en la mía
El odio, dueño de la humana grey.
Toqué de puerta en puerta,
Pero nadie me abría;
De frío estaba yerta,
Y sola, y no me pude guarecer.
Oí gritar mi nombre
Y me acerqué al momento;
Juraba por mí un hombre,
Pero ese hombre jamas me conoció.
...
¿Por qué, Corina, has engañado
con tu candor mi tierno pecho?
De ti yo estaba satisfecho...
El encanto se ha disipado.
¡Con qué dulzura la esperanza
me ha consolado en mi dolor!
¡Ah! Me engañó la semejanza
de la amistad y del amor.
Cuando a mirarte yo acertaba
tú con placer te sonreías,
y algunas veces conocías
...
Marchan ante mí, estos Ojos llenos de luces,
Que un Ángel sapientísimo sin duda ha imantado;
Avanzan, esos divinos hermanos que son mis hermanos,
Sacudiendo ante mis ojos sus fuegos diamantinos.
Salvándome de toda trampa y de todo pecado grave,
Conducen mis pasos por la ruta de lo Bello;
Son mis servidores y yo soy su esclavo;
Todo mi ser obedece a...
Pues, aquí estoy, señores. Pues... yo soy Andresillo,
¿no recuerdan ustedes? Yo soy aquel chiquillo
a quien el gran Quijote librara cierto día
— porque ahí encajaba bien su caballería —
de la nube de palos, que mi amo, furioso,
sobre mí descargaba ferozmente donoso.
Al pobre señor loco le hice una ruin...