José María Gabriel y Galán

  • Amo, de aquella cuestión
    de ayer, pues ya me atreví,
    -¡Gracias a Dios, cobardón!
    ¿Y qué te dijo?
    que sí.

    -¿Ves, Jenaro? Si te dejo
    no llegas nunca a animarte
    y te me mueres de viejo
    con las ganas de casarte.

    Me gusta la valentía.
    Y la...

  • El huerto que heredé de mis mayores
    no tiene bellas flores
    de efímero vivir ni tenues frondas;
    tiene hiedra sagrada
    de hojas perennes y raíces hondas;
    fresca niñez y ancianidad honrada.

    Una bíblica higuera
    lo llena todo con su copa oscura,
    y una...

  • ¿Qué tendrá la hija del sepulturero,
    que con asco la miran los mozos,
    que las mozas la miran con miedo?

    Cuando llega el domingo a la plaza
    y está el bailoteo
    como el sol de alegre,
    vivo como el fuego,
    no parece sino que una nube
    se. atraviesa...

  • Aquella flor anónima
    de pétalos iguales
    que sola está en el páramo
    de grises pizarrales,
    ¿por qué ha nacido allí?
    Y aquella moza rústica
    que a ser esclava aspira
    de aquel pastor selvático
    que huraño y torvo mira,
    ¿por qué lo adora así?

    ...
  • Aquella flor anónima
    de pétalos iguales
    que sola está en el páramo
    de grises pizarrales,
    ¿por qué ha nacido allí?
    Y aquella moza rústica
    que a ser esclava aspira
    de aquel pastor selvático
    que huraño y torvo mira,
    ¿por qué lo adora así?

    ...
  • He dormido esta noche en el monte
    con el niño que cuida mis vacas.
    En el valle tendió para ambos
    el rapaz su raquítica manta
    ¡y se quiso quitar-¡pobrecito!-
    su blusilla y hacerme almohada!
    Una noche solemne de junio,
    una noche de junio muy clara......

  • I

    No hay bajo el cielo divino
    del campo salamanquino,
    moza como Ana María,
    ni más alegre alquería
    que Carrascal del Camino.

    En Carrascal nació ella,
    y si antes no fuese bella
    su natal tierra bendita,
    fuéralo porque la habita
    la rosa...

  • Vagando va por el erial ingrato,
    detrás de veinte cabras,
    la desgarrada muchachuela virgen,
    una broncínea enflaquecida estatua.
    Tiene apretadas las morenas carnes,
    tiene ceñuda y soñolienta el alma,
    cerrado y sordo el corazón de piedra,
    secos los labios...

  • I

    He dormido en la majada sobre un lecho de lentiscos
    embriagado por el vaho de los húmedos apriscos
    y arrullado por murmullos de mansísimo rumiar;
    he comido pan sabroso con entrañas de carnero
    que guisaron los pastores en blanquísimo caldero
    suspendido de...

  • Pues, señor, el otro día
    vino un tío a visitarme
    y sigue con la manía
    de venir a marearme.

    Con su charla singular
    la sangre misma me enciende;
    charla y charla sin cesar,
    ¡pero cualquiera lo entiende!...

    Tiene él un prado inmediato
    a una...