• ¡Oh, cómo te miraban las tinieblas,
    cuando ciñendo el nudo de tu abrazo
    a mi garganta, mientras yo espoleaba
    el formidable ijar de aquel caballo,
    cruzábamos la selva temblorosa
    llevando nuestro horror bajo los astros!
    Era una selva larga, toda negra:
    la selva dolorosa cuyos gajos
    echaban sangre al golpe de las hachas,
    como los miembros de...

  • ¿Porqué al trepar la colina
    que de ti fiera me aparta,
    ¡oh grata mansión! mis ojos
    se llenan de tristes lágrimas?
    ¿Será que, ay de mí, no vuelva
    hacia ti, mansión amada?
    Quién lo sabe, que la muerte
    do quier al hombre acompaña,
    y acaso de este adiós tierno
    un adiós eterno haga;
    o tal vez quieran los cielos,
    dulce mansión de mi...

  • EN SU CORONACIÓN

    I
    Un genio ardiente, un alma vengadora
    reclama ya la universal conciencia:
    brilla el cinismo, triunfa la licencia,
    y la maldad se yergue vanidosa.
    Falta un genio de voz atronadora
    que maldiga del mundo y la impudencia,
    reduzca al ambicioso a la impotencia
    y arranque tanta máscara traidora.
    Un genio, sí...

  • Niño hermoso, que entre flores
     Mientras luz te alcanza, triscas;
    Tierna madre, que en silencio
     Con atento amor vigilas;
    Buen señor, á quien las horas
     Del descanso ya convidan,
    Orad todos, orad...

  • Improvisación

    Blanca, gallarda, envuelta
    por la bruma del mar,
    la vela al soplo de la tarde suelta,
    la nave lejos va.

    Boga, boga y se pierde
    cuando muere la luz,
    allá donde se juntan la mar verde
    y el horizonte azul.

    ¿De qué remotas zonas
    viene con rumbo audaz?
    ¿El viento que hincha sus tendidas lonas,
    donde la llevará...

  • Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.
    Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,
    buscando los recodos de sombra, lentamente.
    A trechos me paraba para enjugar mi frente
    y dar algún respiro al pecho jadeante;
    o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia delante
    y hacia la mano diestra vencido y apoyado
    en un bastón, a guisa de pastoril cayado...

  • Todos duermen, y en el campo
    reina silenciosa calma,
    y sólo a intervalos muge,
    cuando del desierto avanza,
    el viento, a estrellar su furia
    en la sierra ecuatoriana;
    sobrecogida, despierta
    la selva, crujen las ramas
    y, cual si sintieran miedo,
    unas con otras se abrazan.

    Insomne y meditabundo,
    acodado a una ventana,
    desde...

  • Snbir me place al alto promontorio
     Que el piélago domina,
    A meditar mientras el sol radiante
     Desde el zenit declina.

    A la luz de esa antorcha miro el cielo,
     Y cubierto de espuma
    El dilatado mar...

  • Al salir de aquel baile dejamos nuestras huellas
    en playas que a un destierro conducen al azar.
    Una flor en su mano se acaba de ajar.
    Era una hermosa noche de ensueños y de estrellas.

    Rompíanse en la sombra oleajes enlutados
    hacia el ópalo atlántico y la áurea lejanía.
    El ultramar sus luces místicas expandía.
    Las algas perfumaban los ámbitos helados...

  • No rinde al proscrito cobarde tristeza
    al ir peregrino de hogar en hogar,
    pues mira extenderse de Dios la grandeza
    por montes, y valles, y el cielo y el mar.

    Un punto nos quitan, un punto querido,
    que patria llamamos con férvido amor;
    mas, presto encontramos que al punto perdido
    se sigue en lo inmenso la patria de Dios.

    He visto cien montes...