Auguste Villiers de L'Isle-Adam

  • Al salir de aquel baile dejamos nuestras huellas
    en playas que a un destierro conducen al azar.
    Una flor en su mano se acaba de ajar.
    Era una hermosa noche de ensueños y de estrellas.

    Rompíanse en la sombra oleajes enlutados
    hacia el ópalo atlántico y la áurea...