• Le di al pingo una ración,
    y me enbitó don Miguel
    a que saliese con él
    pa yebarme a una riunión,
    en la cual nuestra openión
    diba a tratar ese día,
    que de votar se astendría
    por no poder consentir
    el modo ruin de cumplir
    que la otra gente tenía.

    Seguimos nuestro camino
    y parao en una puerta
    vi a un gefe de cara tuerta...

  • I
    Nunca perseguí la gloria
    ni dejar en la memoria
    de los hombres mi canción;
    yo amo los mundos sutiles,
    ingrávidos y gentiles
    como pompas de jabón.
    Me gusta verlos pintarse
    de sol y grana, volar
    bajo el cielo azul, temblar
    súbitamente y quebrarse.

    II
    ¿Para qué llamar caminos
    a los surcos...

  • Sí, yo he escrito estos Abrojos
    tras hartas penas y agravios,
    ya con la risa en los labios,
    ya con el llanto en los ojos.
    Tu noble y leal corazón,
    tu cariño, me alentaba
    cuando entre los dos mediaba
    la mesa de redacción .
    Yo, haciendo versos, Manuel,
    descocado, antimetódico,
    en el margen de un periódico,
    o en un trozo de papel;...

  • Juntos hemos visto el mal
    y en el mundano bullicio,
    cómo para cada vicio,
    se eleva un arco triunfal.
    Vimos perlas en el lodo,
    burla y baldón a destajo,
    el delito por debajo
    y la hipocresía en todo.
    Bondad y hombría de bien,
    como en el mar las espumas,
    y palomas con las plumas
    recortadas a cercén.
    Mucho tigre carnicero,...

  • No predico, no interrogo.
    De un sermón ¡qué se diría!
    Esto no es una homilía,
    sino amargo desahogo.
    Si hay versos de amores, son
    las flores de un amor muerto
    que brindo el cadáver yerto
    de mi primera pasión.
    Si entre esos íntimos versos
    hay versos envenenados,
    lean los hombres honrados
    que son para los perversos.
    Y tú, mi...

  •  ¡Dentro de unas noches te quedarás muerta!
    Como las umbelas de los heliotropos
    se ajarán tus senos de hermosura yerta,
    y no tendré rimas, ni ritmos, ni tropos

     para retratarte dormida en los copos
    de tu albo reposo. Huirá tu alma incierta
    libre por las crueles tijeras de Átropos.
    Aullarán los canes rondando la puerta...

     (La ojera morada cual...

  • Como naves ancladas
    del ancho puerto en el seguro asilo
    cuando en el mar la tempestad arrecia,
    en tu golfo tranquilo
    duermen las islas Jónicas, oh Grecia.

    Cual cisne de albas plumas
    sobre el azul del lago,
    coronada de brumas,
    Chío levanta su contorno vago,
    del mar entre las cándidas espumas.

    Cual nido de palomas,
    en medio de...

  • Pueblo dormido entre el breñal salvaje,
    tus ansias son mis ansias, pueblo mío;
    si te alegras, también como tu río
    discretamente, así como el frondaje.

    En mi pupila absorta, tu paisaje
    pensativo y senil, tiene el impío
    alarde de cíclope bravío
    Que se resuelve en blanco cortinaje.

    Cortina de picachos gigantescos
    que quisieran llegar a las...

  • Pues estoy condenada,
    Fabio, a la muerte, por decreto tuyo,
    y la sentencia airada
    ni la apelo, resisto ni la huyo,
    óyeme, que no hay reo tan culpado
    a quien el confesar le sea negado.

    Porque te han informado,
    dices, de que mi pecho te ha ofendido,
    me has, fiero, condenado.
    ¿Y pueden, en tu pecho endurecido
    más la noticia...

  • PUNTUACIÓN

    (Contestación a una carta)

    Señora: perdone usted
    mi ruda descortesía,
    como yo le perdoné
    las faltas de ortografía
    que en su epístola encontré.

    ¡Señora, usted me ha ofendido!
    ¿Por qué conmigo se enfada
    y me insulta de corrido,
    ...