Rubén Darío

  • A José Enrique Rodó

    I

    Yo soy aquel que ayer no más decía
    el verso azul y la canción profana,
    en cuya noche un ruiseñor había
    que era alondra de luz por la mañana.

    ...

  • Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,
    botón de pensamiento que busca ser la rosa;
    se anuncia con un beso que en mis labios se posa
    al abrazo imposible de la Venus de Milo.

    Adornan verdes palmas el blanco peristilo;
    los astros me han predicho la...

  • En su país de hierro vive el gran viejo,
    Bello como un patriarca, sereno y santo.
    Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo
    Algo que impera y vence con noble encanto.

    Su alma del infinito parece espejo;
    Son sus cansados hombros dignos del manto;
    Y con arpa...

  • ¡Torres de Dios! ¡Poetas!
    ¡Pararrayos celestes,
    que resistís las duras tempestades,
    como crestas escuetas,
    como picos agrestes,
    rompeolas de las eternidades!

    La mágica esperanza anuncia el día
    en que sobre la roca de armonía...

  • Es la tarde gris y triste.
    Viste el mar de terciopelo
    y el cielo profundo viste
    de duelo.

    Del abismo se levanta
    la queja amarga y sonora.
    La onda, cuando el viento canta
    llora.

    Los violines de la bruma
    saludan al sol que muere....

  • La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
    Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
    Que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
    La...

  • EL mar como un vasto cristal azogado
    Refleja la lámina de un cielo de zinc;
    Lejanas bandadas de pájaros marchan
    El fondo bruñido de pálido gris.

    ...

  • Tu cuarteto es cuadriga de águilas bravas
    Que aman las tempestades, los oceanos;
    Las pesadas tizonas, las férreas clavas,
    Son las armas forjadas para tus manos.

    Tu idea tiene cráteres y vierte lavas;
    Del arte recorriendo montes y llanos,
    Van tus rudas...

  • Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
    Espíritus fraternos, luminosas almas, salve!
    Porque llega el momento en que habrán de cantar nuevos himnos
    lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos; mágicas
    ondas de vida van renaciendo de pronto;
    ...

  • El ave azul del sueño
    sobre mi frente pasa;
    tengo en mi corazón la primavera
    y en mi cerebro el alba.
    Amo la luz, el pico de la tórtola,
    la rosa y la campánula,
    el labio de la virgen
    y el cuello de la garza.
    !Oh, Dios mío, Dios mío!...
    Sé que...