¿Cundo será que los cielos
a ti piadosos me junten,
mitad ausente del alma,
beldad misteriosa y dulce?
Tú que tan bella y perfecta
concibe mi ardiente numen,
sin que una sombra ligera
tantas bellezas nuble.
¿Quién me dirá donde moras,
qué...
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¡Oh tú, que estás sepultado |
Si era toda en tu verso la armonía del mundo, |
¿Por qué, el aire surcando, ¿Por qué de muerte el canto |
Atado! y ¿para qué? si es una víctima Atado! y ¿para qué? frente al suplicio |
¡Oh! el dolor de tu cuerpo voluptuoso, apto a la herida de la carne quemadora. Vorágine obsesora, Sueño estatuario, Vitalidad turbulenta, Y deja que ritmen tus talones, |
Noble arte a quien la palma |
¡Cuán solitaria la nación que un día |
Patria adorada, que el fatal destino ¡ay! ¿para ti no guarda el Ser Divino |
Ante el recuerdo bendito Yo siento que brota en flores... |