Ya no guardas las huellas de mis pasos,
ya no eres mío, idolatrado Ancón.
Que ya el destino desató los lazos
que en tu falda formó mi corazón.

Cual centinela solitario y triste
un árbol en tu cima conocí:
allí grabé mi nombre, ¿qué lo hiciste?,
¿por...

¿Y será acaso que la patria nuestra
se humille al ceño de la España altiva,
y amedrentada, sin rubor suscriba
su eterna infamia con su propia diestra?
¿Y que, cuando ella recibió el agravio
del universo atónito a los ojos,
ante España poniéndose de hinojos,...

¿Y a los mismos que ayer de grave yugo
libertaron la patria, hoy de las leyes
la augusta voz enmudeciendo, plugo
darte un poder mayor que el de los reyes?
El más audaz espíritu vacila
entre uno y otro parecer opuesto,
viendo que empuñas el poder de Sila,...

A mi hijo Manuel Honorato

A tus pies ha dormido mi pluma,
y, al reír el alba,
soñolienta empezó su faena,
besando tus plantas,

al trabajo, a la lid cada día
se va solitaria,
y, aunque triste regrese las tardes,
no vuelve manchada.

...

Dejan las aves el nocturno abrigo
de las vecinas y coposas frondas,
y con sus trinos de placer adulan
a la naciente y sonrosada aurora.

Engastadas en nítido rocío,
bellas se ostentan las gentiles rosas,
y envidiando su aroma delicioso,
lucen sus galas...

    Escrito estaba, sí: se rompe en vano
 Una vez y otra la fatal cadena,
 Y mi vigor por recobrar me afano.
 Escrito estaba: el cielo me condena
 A tornar siempre al cautiverio rudo,
             Y yo obediente acudo,
             Restaurando eslabones...

Triste la hermosa Borinquen gemía
arrastrando la mísera pobreza,
ella que el don de perenal riqueza
en sus campos feraces contenía.
El cielo que amoroso la quería
no pudo consentir en su terneza
que sufriese tan bárbara dureza,
la que el yugo del mal no...

Si abarca fácil tu preclara mente
científicas verdades, ¿por qué, ciega
a la verdad, de las verdades fuente,
a Dios no mira, y los fulgores niega
de ese sol de las almas refulgente?
No es hijo tal error de tu deseo,
ni el vicio te arrastró, pues considera,...

Hiere, hiere, ¡oh Dolor! He, aquí desnudo
mi inerme pecho: el protector escudo
que en otro tiempo rechazó tus dardos,
roto en pedazos estalló a tus golpes,
y contra ti ya nada me defiende.
¡A ti me entrego en mi fatal despecho!
Hiere, pues, rompe, hiende,...

Con motivo de una fiesta celebrada en su
    estancia en honor de su nietita
             Marta Etchepare

  Jué al ñudo, Dotor, su envite;
Conformesé con mi ausencia,
La gambeta no me almite.
Pa mi gusto hubo palpite
En esa...