¿Cundo será que los cielos
a ti piadosos me junten,
mitad ausente del alma,
beldad misteriosa y dulce?
Tú que tan bella y perfecta
concibe mi ardiente numen,
sin que una sombra ligera
tantas bellezas nuble.
¿Quién me dirá donde moras,
qué...
|
Si era toda en tu verso la armonía del mundo,
¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?
Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares,
corazón asombrado de la música astral,
¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno
y con las nuevas rosas triunfantes volverás...
|
¿Por qué, el aire surcando,
dilatándose del bronce los sonidos;
y sin cesar vibrando
llegan a mis oídos
profundos y tristísimos gemidos?
¿Por qué de muerte el canto
en torno de ese féretro resuena?
¿Por qué el fúnebre llanto?
¿Por qué la amarga...
|
Atado! y ¿para qué? si es una víctima
que paso a paso a su calvario va
lo lleva hasta el banquillo la república
y con ella en el alma a morir va.
Atado! y ¿para qué? frente al suplicio
los soldados esperan la señal,
el plomo romperá su pecho heroico...
|
Noble arte a quien la palma
otro arte en vano disputar procura,
por ti se engolfa mi alma
en un piélago inmenso de dulzura,
de donde no volviera
jamás a la tristísima ribera;
mas antes, continuando
su viaje venturoso en presto vuelo
por piélago tan...
|
¡Cuán solitaria la nación que un día
Poblara inmensa gente,
La nación cuyo imperio se extendía
Del Ocaso al Oriente!
¡Lágrimas viertes, infeliz ahora,
Soberana del mundo,
Y nadie de tu faz encantadora
Borra el dolor profundo! ...
|
Patria adorada, que el fatal destino
en fácil presa a la ambición condena;
donde en eterno, oscuro torbellino,
el huracán del mal se desenfrena:
¡ay! ¿para ti no guarda el Ser Divino
alguna aurora sin dolor serena,
alguna flor que adorne tu camino,...
|
Ante el recuerdo bendito
de aquella noche sagrada
en que la patria aherrojada
rompió al fin su esclavitud;
ante la dulce memoria
de aquella hora y de aquel día,
yo siento que en el alma mía
canta algo como un láud.
Yo siento que brota en flores...
|
Vicio divino, que a groseros vicios
Me hiciste despreciar,
Y las mil vanidades y artificios
Del tráfico vulgar;
Sacro elixir que al corazón y al alma
Das juventud sin fin,
Y entre abrojos y fango, etérea calma
Y alas de serafín,
Con que volver al...
|
¡Salud, primavera, princesa encantadora!
saludo engrandecido las gasas de tu velo;
ya orlan tus vestidos el argentino suelo.
¡Salud, reina galana que el trópico atesora!
En la triunfal carroza que llegas, soñadora,
viene la diosa áurea con perfumado vuelo....
|
|
|