• En su país de hierro vive el gran viejo,
    Bello como un patriarca, sereno y santo.
    Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo
    Algo que impera y vence con noble encanto.

    Su alma del infinito parece espejo;
    Son sus cansados hombros dignos del manto;
    Y con arpa labrada de un roble añejo,
    Como un profeta nuevo canta su canto.

    Sacerdote que alienta...

  • La Aurora.
    Yo le miré; cual húmedo rocío
    bañaba sus mejillas flébil llanto,
    el ¡ay! de la agonía era su canto,
    y su albor el pesar triste y sombrío.

    El Mediodía.
    Yo lo miré; inextinguible fuego
    su corazón y su alma devoraba;
    el rayo del dolor su faz surcaba.
    Mi luz era para él la luz del ciego.

    La Tarde.
    Yo le miré de...

  • Xanto era difícil. En vano los adoradores volcaban copas de amor sobre la frígida blancura de su belleza.

    Nadie supo tocarla, ninguno fue capaz de romper el desprecio que escondía en corteses indiferencias.

    En vano hicieron prodigios de ingenio, nunca la emoción irisó su cutis de pétalo.

    Xanto fue adorada con un pedestal de respetos, y los deseos, tal hiedras impotentes,...

  • A Jacinto Benavente

    El lento son de la garúa,
    en la calle del arrabal,
    en mi corazón acentúa
    la dolencia sentimental.

    Simula, con su intermitente
    lagrimeo, la lluvia clara,
    la voz de algún adolescente
    lloroso, que silabeara.

    Tiene también la vida oscura
    su encanto, y la...

  • ¡Y esos niños en hilera,
    llevando el sol de la tarde
    en sus velitas de cera!...
    *
    De amarillo calabaza,
    en el azul, cómo sube
    la luna, sobre la plaza!
    *
    Duro ceño.
    Pirata, rubio africano,
    barbitaheño.
    Lleva un alfanje en la mano.
    Estas figuras del sueño...
    *
    Donde...

  • ¡Oh, sola gracia de la amarga tierra,
    rosal de aroma, fuente del camino!
    Auras... ¡Amor! Bien haya primavera;
    bien haya abril florido,
    y el solo amado enjambre de mis sueños,
    que labra miel al corazón sombrío.
    Y en una triste noche me aguijaba
    la pavorosa espuela de mis pasos...
    Sentirse caminar sobre la tierra
    cosa es que lleva al...

  • ¿Y ha de morir contigo el mundo mago
    donde guarda el recuerdo
    los hálitos más puros de la vida,
    la blanca sombra del amor primero,
    la voz que fue a tu corazón, la mano
    que tú querías retener en sueños,
    y todos los amores
    que llegaron al alma, al hondo cielo?
    ¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
    la vieja vida en orden tuyo y nuevo?...

  • Y nada importa ya que el vino de oro
    rebose de tu copa cristalina,
    o el agrio zumo enturbie el puro vaso...
    Tú sabes las secretas galerías
    del alma, los caminos de los sueños,
    y la tarde tranquila
    donde van a morir... Allí te aguardan
    las hadas silenciosas de la vida,
    y hacia un jardín de eterna primavera
    te llevarán un día.

  • Deseado he desde niño,
    Y antes si puede ser antes,
    Ver un Médico sin guantes
    Y un abogado lampiño,
    Un Poeta con aliño,
    Un Romance sin orillas,
    Un Sayón con pantorrillas,
    Un Criollo liberal,
    Y no lo digo por mal.

    Ayer sobre dos astillas
    Andaba el Señor Bicoca,
    Y hoy, la barriga a la boca,
    Lleva ya las pantorrillas...

  • Y pasas, y no sola, presintiendo dorados
    orientes, los propicios a los enamorados,
    como una novia enferma que evoca espirituales
    promesas en las largas noches sentimentales;

    o esperas al amado, sonriente, como algunas
    heroínas que aguardan al amor de las lunas
    hojeando florilegios alegres de la Galia,
    con manos de Giocondas poéticas de Italia.

    ...