• Siento a Dios que camina
    tan en mí, con la tarde y con el mar.
    Con él nos vamos juntos. Anochece.
    Con él anochecemos, Orfandad...

    Pero yo siento a Dios. Y hasta parece
    que él me dicta no sé qué buen color.
    Como un hospitalario, es bueno y triste;
    mustia un dulce desdén de enamorado:
    debe dolerle mucho el corazón.

    Oh, Dios mío, recién a...

  • Omnicromía de la tarde amena...
    El alma, a la sordina,
    y la luz, peregrina,
    y la ventura, plena,
    y la Vida, una hada
    que por amar esta desencajada.

    Firmamento plomizo.
    En el ocaso, un rizo
    de azafrán.
    Un ángel que derrama su tintero.
    La brisa, cual refrán
    lastimero.
    En el áureo deliquio del collado,
    hálito verde,...

  • Abril canta en mi oído con sus rosas y brisas,
    con fresca boca ríen las rosadas auroras,
    la primavera esparce su guirnalda de risas...
    ¿Por qué obstinadamente melancólico lloras?

    Cipris ofrece el vino de sus púrpureas viñas,
    Leda y el Cisne ensayan el dulce simulacro,
    y son rubias manzanas los senos de las niñas
    en cuyos labios tiernos palpita el...

  • Quisiera esta tarde divina de octubre
    Pasear por la orilla lejana del mar;

    Que la arena de oro, y las aguas verdes,
    Y los cielos puros me vieran pasar.

    Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
    Como una romana, para concordar

    Con las grandes olas, y las rocas muertas
    Y las anchas playas que ciñen el mar.

    Con el paso lento, y los ojos fríos...

  • Esta noche al oído me has dicho dos palabras
    Comunes. Dos palabras cansadas
    De ser dichas. Palabras
    Que de viejas son nuevas.

    Dos palabras tan dulces, que la luna que andaba
    Filtrando entre las ramas
    Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
    Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
    Moverme para echarla.

    Tan dulces dos palabras...

  • Mes de alegría. Brisas de aromas
    y melodías tuvo al llegar;
    galas variadas las mariposas,
    pureza el fuego, grandeza el mar;
    y esas lágrimas
    que no son tristes,
    ¡la mocedad!

    Mes de tristeza. La calavera
    tuvo el misterio en su mirar;
    monotonía los arenales,
    fin presto el humo, pena el llegar;
    y esa sonrisa
    que no es alegre...

  • Cerca de aquel pueblo donde yó nací
    De Canelones a una legua escasa
    Bordeando un camino de "pitas" y "tunas"
             Un rancho se alzaba
    Era un rancho vlejo de ladrillo y zinc
    Tan humilde y pobre, que hasta daba lástima
    Y a pesar de todo soportaba el tiempo,
    No se conmovía, ni se tambaleaba
             Ese era mi rancho...
             allí...

  • En aquel pueblo ya lejano,
    circuído de cielo,
    miraba hacia las tardes
    caer tranquilo el día.
    Y era un ángel posible,
    hacia el atardecer.

    Pasaron días. Tiempo y tiempo.
    Con minerales brazos buscó ceñir la noche
    y perderse entre los vientos.

    Ahora, ¿quién gime por los pasillos
    desde un décimo piso?

    Oh ángel no nacido
    y...

  • Polvo de oro en tus manos fue mi melancolía
    Sobre tus manos largas desparramé mi vida;
    Mis dulzuras quedaron a tus manos prendidas;
    Ahora soy un ánfora de perfumes vacía.

    Cuánta dulce tortura quietamente sufrida
    Cuando, picada el alma de tristeza sombría,
    Sabedora de engaños, me pasaba los días
    ¡Besando las dos manos que me ajaban la vida!

  • Amo todo lo extraño, amo todo lo exótico;
    lo equívoco y morboso, lo falso y lo anormal:
    tan sólo calmar pueden mis nervios de neurótico
    la ampolla de morfina y el frasco de cloral.

    Amo las cosas mustias, aquel tinte clorótico
    de hampones y rameras, pasto del hospital.
    En mi cerebro enfermo, sensitivo y caótico,
    como araña poeana, teje su red el mal....