Predicaba un gilito en su convento
y, para comenzar, buscó al intento,
de la Escritura Santa en los lugares,
el texto que aquí va de los Cantares
en latín anotado,
y repitió en romance, acalorado:
-¡Qué hermosas son tus tetas, oh mi hermana,
oh mi esposa! ¡Mejor hueles que el vino!
Así hablaba a su amante soberana
Salomón, lleno...