César Vallejo

  • Pasamos juntos. El sueño
    lame nuestros pies qué dulce;
    y todo se desplaza en pálidas
    renunciaciones sin dulce.

    Pasamos juntos. Las muertas
    almas, las que, cual nosotros,
    cruzaron por el amor,
    con enfermos pasos ópalos,
    salen en sus lutos rígidos...

  • Yo digo para mí: por fin escapo al ruido;
    nadie me ve que voy a la nave sagrada.
    Altas sombras acuden,
    y Darío que pasa con su lira enlutada.

    Con paso innumerable sale la dulce Musa,
    y a ella van mis ojos, cual polluelos al grano.
    La acosan tules de éter y...

  • Padre polvo que subes de España,
    Dios te salve, libere y corone,
    padre polvo que asciendes del alma.

    Padre polvo que subes del fuego,
    Dios te salve, te calce y dé tu trono,
    padre polvo que estás en los cielos.

    Padre polvo, biznieto del humo,
    Dios te...

  • Me moriré en París con aguacero,
    un día del cual tengo ya el recuerdo.
    Me moriré en París -y no me corro-
    talvez un jueves, como es hoy de otoño.

    Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
    ...

  • Un libro quedó al borde de su cintura muerta,
    un libro retoñaba de su cadáver muerto.
    Se llevaron al héroe,
    y corpórea y aciaga entró su boca en nuestro aliento;
    sudamos todos, el hombligo a cuestas;
    caminantes las lunas nos seguían;
    también sudaba de tristeza...

  • Amada: no has querido plasmarte jamás
    como lo ha pensado mi divino amor.
    Quédate en la hostia,
    ciega e impalpable,
    como existe Dios.

    Si he cantado mucho, he llorado más
    por ti ¡oh mi parábola excelsa de...

  • Ir muriendo y cantando. Y bautizar la sombra
    con sangre babilónica de noble gladiador.
    Y rubricar los cuneiformes de la áurea alfombra
    con la pluma del ruiseñor y la tinta azul del dolor.

    ¿La Vida? Hembra proteica. Contemplarla asustada
    escaparse en sus velos,...

  • Ni sé para quién es esta amargura!
    Oh, Sol, llévala tú que estás muriendo,
    y cuelga, como un Cristo ensangrentado,
    mi bohemio dolor sobre su pecho.
    El valle es de oro amargo;
    y el viaje es triste, es largo.

    Oyes? Regaña...

  • I
    En Los paisajes de Mansiche labra
    imperiales nostalgias el crepúsculo;
    y lábrase la raza en mi palabra,
    como estrella de sangre a flor de músculo.

    El campanario dobla... No hay quien abra
    la capilla... Diríase un...

  • Al callar la orquesta, pasean veladas
    sombras femeninas bajo los ramajes,
    por cuya hojarasca se filtran heladas
    quimeras de luna, pálidos celajes.

    Hay labios que lloran arias olvidadas,
    grandes lirios fingen los ebúrneos trajes.
    Charlas y sonrisas en locas...