Un libro quedó al borde de su cintura muerta, un libro retoñaba de su cadáver muerto. Se llevaron al héroe, y corpórea y aciaga entró su boca en nuestro aliento; sudamos todos, el hombligo a cuestas; caminantes las lunas nos seguían; también sudaba de tristeza el muerto. Y un libro, en la batalla de Toledo, un libro, atrás un libro, arriba un libro, retoñaba del cadáver. Poesía del pómulo morado, entre el decirlo y el callarlo, poesía en la carta moral que acompañara a su corazón. Quedóse el libro y nada más, que no hay insectos en la tumba, y quedó al borde (le su manga, el aire remojándose y haciéndose gaseoso, infinito. Todos sudamos, el ombligo a cuestas, también sudaba de tristeza el muerto y un libro, yo lo vi sentidamente, un libro, atrás un libro, arriba un libro retoño del cadáver ex abrupto.
Pequeño responso a un héroe de la República
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I
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