¡Cómo se van las horas,
y tras ellas los días,
y los floridos años
de nuestra frágil vida!   
La vejez luego viene,
del amor enemiga,
y entre fúnebres sombras
la muerte se avecina,   
que, escuálida y temblando,
fea, informe, amarilla,
nos aterra, y apaga
nuestros fuegos y dichas.    
El cuerpo se entorpece,
los...