¡Cómo se van las horas, y tras ellas los días, y los floridos años de nuestra frágil vida! La vejez luego viene, del amor enemiga, y entre fúnebres sombras la muerte se avecina, que, escuálida y temblando, fea, informe, amarilla, nos aterra, y apaga nuestros fuegos y dichas. El cuerpo se entorpece, los ayes nos fatigan, nos huyen los placeres y deja la alegría. Si esto, pues, nos aguarda, ¿para qué, mi Dorila, son los floridos años de nuestra frágil vida? Para juegos y bailes y cantares y risas nos los dieron los cielos, las Gracias los destinan. Ven, ¡ay!, ¿qué te detienes? Ven, ven, paloma mía, debajo de estas parras do lene el viento aspira; y entre brindis süaves y mimosas delicias de la niñez gocemos, pues vuela tan aprisa.
A Dorila: Oda VI
More from Poet
-
Pensativo y lloroso, contemplando cuán tibia Dorila mi amor oye por hermosa y por niña, al margen de una fuente me asenté cristalina, que un rosal adornaba con su pompa florida. El voluble murmullo de sus plácidas linfas, de mis penas agudas amainaba las iras; y en sus ondas rientes encantada la...
-
Viendo el Amor un día que mil lindas zagalas huían de él medrosas por mirarle con armas, dicen que de picado les juró la venganza y una burla les hizo, como suya, extremada. Tornose en mariposa, los bracitos en alas, y los pies ternezuelos en patitas doradas. ¡Oh!, ¡qué bien que parece! ¡Oh!, ¡...
-
Un día que en la vega, bajo el nogal copado que da a su fuente sombra con los pomposos ramos, cantaba entretenido con inocente labio de mi suerte la dicha, las delicias del campo, casi a mis pies seguras se bañaban jugando las sencillas palomas en un limpio remanso. Su bullicio y arrullos, y sus...
-
Ved, amigos, cuál llega ya delicioso el mayo, en las plácidas alas del Céfiro llevado. Grata Flora en su obsequio le engalana los campos, mil flores por doquiera desparciendo su mano. Cojamos las más lindas; y alegres emulando las risas y banquetes que libre canta Horacio, de hiedra coronadme,...
-
Ya torna mayo alegre con sus serenos días, y del amor le siguen los juegos y la risa. De ramo en ramo cantan las tiernas avecillas el regalado fuego que el seno les agita, y el céfiro jugando con mano abre lasciva el cáliz de las flores y a besos mil las liba. Salid, salid, zagalas; mezclaos a...