• ¡Hirviendo está en mi pecho la alegría!
    Partid, vientos veloces,
    desde las sierras de la Patria mía
    llevando a España mis ardientes voces.

    Pasó ya el tiempo de sangrienta lucha,
    cual de turbión las olas;
    ya del sañudo Marte no se escucha
    el grito aquí ni en playas españolas.

    Ya no hay brazo cruel que acero vibre
    a herir pecho de hermano...

  •  Vasconcelos ilustre, en cuyas manos
     el gran monarca del imperio ibero
     las peligrosas riendas deposita
     de una parte preciosa de sus pueblos;
     tú que, de la corona asegurando
     en tus vastas provincias los derechos,
     nuestra paz estableces, nuestra dicha
     sobre inmobles y sólidos cimientos;
     iris afortunado que las negras
     nubes que...

  • Sacrosanta verdad, virtud divina,
    del mundo aborrecida y desterrada,
    este pequeño don, que te destina
    mi lealtad, recibe; y si te agrada,
    puesto que ingrato el siglo te abomina,
    y pretende dexarte desarmada,
    para que en algun modo te defienda,
    de mi laud te hago humilde ofrenda.

    Y no desprecies, no, mi ofrecimiento,
    pues ya vendrá algun...

  • I

    ¿Qué loor hay que te cuadre,
    reina de la empírea corte,
    hija del eterno Padre,
    del Paráclito consorte,
    y del Verbo virgen madre?
    Tú a quien, aunque hija de Adán,
    de emperatriz nombre te dan
    los nobles hijos del cielo,
    y atentos en santo celo
    a tus preceptos están;
    Tú que eres ¡en tal manera
    de Dios la gracia en...

  • Muy graciosa es la doncella,
    ¡cómo es bella y hermosa!
    Digas tú, el marinero
    que en las naves vivías,
    si la nave o la vela o la estrella,
    es tan bella.
    Digas tú, el caballero
    que las armas vestías,
    si el caballo, o las armas, o la guerra,
    estan bella.
    Digas tú , el pastorcico
    qu el ganadico guardas,
    si el ganado, o...

  • Niñas que leyendo aquesto
    Mostrarán ceñudo el gesto,
    Si, las hay;
    Pero que de lo leído
    Saquen el fruto debido,
    No las hay.

    Niñas pulidas y bellas
    Como el sol y las estrellas,
    Si, las hay;
    Pero de tal condición
    Que no tengan presunción,
    No las hay.

    Niñas que a los doce abriles
    Cuentan las gracias a miles,
    Si...

  • A***

    Ven conmigo a la playa tranquila,
    mientras tiende la tarde su velo:
    ¿No parece camino del cielo
    la dormida llanura del mar,
    y que el cielo, cual margen opuesta,
    de la mar la llanura termina?
    ¿No parece que a playa divina
    azul senda nos puede llevar?
    ¡Quién pudiera en blandísima nave,
    por aligeras brisas llevada,
    ...

  • Me enluto por ti, Mireya,
    y te rezo esta epopeya.

    Mas entrañables provincianas mías:
    no sospeché alabar vuestro suicidio
    en las facinerosas tropelías.

    Antes de sucumbir al bandolero
    se amortizaron las sonoras alas
    que aleteaban en el fiel alero.

    Cúspide del teatro pueblerino:
    en un martirologio de palomas
    tú las viste volar a su...

  • Todo es penar, o amigas, todo es llanto
    para aquel que sin término camina,
    y que, luchando sin cesar, en tanto
    que tierno afecto el corazón domina,
    se desprende de todo, y llora, y gime,
    y obedece al destino que le oprime.
    Aislado siempre, y siempre solitario
    en medio del gentío,
    en su mente recorre el tiempo vario,
    que aún tiene...

  • Para el álbum de la señorita Rosa Ortiz de Zevallos, insigne profesora de música, y de sus dos bellas primas

    Rosa, que por modestia delicada,
    en florecer te places rodeada
    del lindo par de Margarita y Pola,
    huyendo la vergüenza
    de ser en gracia y hermosura sola;
    quien pueda resistir el noble encanto,
    Rosa, de tu mirar y de tu canto,
    y en...