• Sobre mi escritorio, un amigo filósofo ha dejado una calavera para forzar reflexiones profundas.

    La muerte. La eterna pesadilla de muerte, que es la vida. Una guadaña y los ojos redondos, vacíos, que engarzaron una mirada.

    Macabrisadas, por larga dentadura riente de espanto, las fosas nasales respiran luz, que se ahueca en el cráneo pergaminoso.

    Hondo tema de filosofeo,...

  • tengo ganas de risas raquel
    ganas de ir al cine a ver aquella película
    ganas de ver las rosas y no ver las rosas
    tengo ganás de tomar el café con leche
    y beber
    beber
    beber
    beber aquello y esto
    y lo que tú das
    y lo que yo ofrezco
    ganas de ir y no ver aquella película
    tengo ganas de ti y de aquél
    pero más que de ti y de...

  • I
    El puño labrador se aterciopela,
    y en cruz en cada labio se aperfila.
    Es fiesta! El ritmo del arado vuela;
    y es un chantre de bronce cada esquila.

    Afílase lo rudo. Habla escarcela...
    En las venas indígenas rutila
    un yaraví de sangre que se cuela
    en nostalgias de sol por la pupila.

    Las pallas,...

  • Cuna, tumba.

    Hágase tu voluntad y no la nuestra.

    Danos el pan de cada día y los cataclismos.

    Sufre los dolores de éstos tus hijos. ¡Oh pura, que concibes, por obra y gracia del sol, Nuestro Señor, que está en los cielos, todopoderoso!

    Santa Madre, sé buena para nuestra vida y ábrenos, esas tus fosas cariñosas en la hora eterna de nuestra muerte.

    ¡Así...

  • Tierra mojada de las tardes líquidas
    en que la lluvia cuchichea
    y en que se reblandecen las señoritas, bajo
    el redoble del agua en la azotea...

    Tierra mojada de las tardes olfativas
    en que un afán misántropo remonta las lascivas
    soledades del éter, y en ellas se desposa
    con la ulterior paloma de Noé;
    mientras se obstina el tableteo
    del...

  • Sonámbula y picante,
    mi voz es la gemela
    de la canela.

    Canela ultramontana
    e islamita,
    por ella mi experiencia
    sigue de señorita.

    Criado con ella,
    mi alma tomó la forma
    de su botella.

    Si digo carne o espíritu,
    paréceme que el diablo
    se ríe del vocablo;
    mas nunca vaciló
    mi fe si dije "yo".

    Yo, varón...

  • Encerré mi dolor en la celda
    más secreta y oscura de mi alma;
    y, avizor centinela, a su puerta
    mi orgullo velaba.

    Salí... De mi huésped ninguno
    sospechó tras mi irónica máscara;
    mas te vi: y al instante el recluso
    escapóseme en lágrimas.

  • Trasmútase mi alma en tu presencia
    como un florecimiento,
    que se vuelve cosecha.

    Los amados espectros de mi rito
    para siempre me dejan;
    mi alma desazona
    como pobre chicuela
    a quien prohiben en el mes de mayo
    que vaya a ofrecer flores en la iglesia.

    Mas contemplo en tu rostro
    la redecilla de medrosas venas,
    como un azul...

  • La edad del cristo azul se me acongoja
    porque Mahoma me sigue tiñendo
    verde el espíritu y la carne roja
    y los talla, el beduino y a la hurí,
    como una esmeralda en un rubí.

    Yo querría gustar del caldo de habas,
    mas en la infinidad de mi deseo
    se suspenden las sílfides que veo
    como en la conservera las guayabas.

    La piedra pómez fuera mi...

  • I

    ¿Era aquel un hombre?
    Me acerqué y le dije:
    ¿Ha visto que tiene usted
    la cara de papel?
    Me miró con odio,
    pero alzó una mano; allí.

    ¡Ah! Oí crujir su rostro,
    quebrársele la nariz
    y rodar sus ojos por el suelo.

    Quedó detrás del mostrador;
    espantoso!
    Yo me fui,
    triste.

    II

    El hombre me...