• Los húmedos myosotis de tus ojos
    sugieren claros lienzos primitivos
    con arcángeles músicos de hinojos
    y santas de los góticos motivos.

    Copiaron esos místicos sonrojos
    los ingenuos maestros primitivos
    y dieron los myosotis de tus ojos
    a sus Evangelistas pensativos...

    Virgen de las polícromas vidrieras,
    los zahumerios y los lampadarios:...

  • En la indiferencia silente del atardecer pampeano, un vasco canta.

    Recuerda cuestas y pendientes rocosas y valles quietos o aldeas pueriles.

    La voz es mala, el afinamiento orillea. El ritmo de la guadaña descogota la canción, a cada cadencia ondulosa, que nada es, en la indiferencia llana del atardecer pampeano.

    Las ovejas balan volviendo al encierro, el vasco...

  • Tarde lluviosa en gris cansado,
    y sigue el caminar.
    Los árboles marchitos.
    Mi cuarto, solitario.
    Y los retratos viejos
    y el libro sin cortar...

    Chorrea la tristeza por los muebles
    y por mi alma. Quizá,
    no tenga para mí Naturaleza
    el pecho de cristal.

    Y me duele la carne del corazón
    y la carne del alma. Y al hablar,
    se...

  • Es la tarde gris y triste.
    Viste el mar de terciopelo
    y el cielo profundo viste
    de duelo.

    Del abismo se levanta
    la queja amarga y sonora.
    La onda, cuando el viento canta
    llora.

    Los violines de la bruma
    saludan al sol que muere.
    Salmodia la blanca espuma:
    miserere.

    La armonía el cielo inunda,
    y la brisa...

  • Sobre el campo el agua mustia
    cae fina, grácil, leve;
    con el agua cae angustia;
    llueve...
     
    Y pues solo en amplia pieza
    yazgo en cama, yazgo enfermo,
    para espantar la tristeza,
    duermo.
     
    Pero el agua ha lloriqueado
    junto a mí, cansada, leve;
    despierto sobresaltado;
    llueve...
     
    Entonces, muerto de angustia...

  • Te acuerdas...? Asomada á tu ventana
            Que daba hacia el jardín....
    Aquella noche.... ¡Cual pasó! ¡tan breve...!
    — Ay en mi vida me sentí más grande
    Y en mi vida mujer ó sombra leve
            Me ha conmovido así.

    La blanca luna en tus pupilas negras
            Brillaba: para mí
    Tenía tu mirada de los cielos
    Toda la luz; y me bañaba el...

  •         YO siento cuando piensas
            En mí, como las flores
    Sienten la sombra rápida que pasa
            Del ave peregrina,
    Mientras el sol desde el zenit fulgente
    Sus esmaltadas plumas ilumina.

            Conozco cuando lloras
    En que el azul del cielo se oscurece,
            Y hay algo en ciertas horas
    Que sin tener motivo me entristece.

    ...
  •  Ya lo sabemos. No nos digas nada.
    Lo sabemos: ahórrate la pena
    de contarnos sonriendo lo que sufres
    desde que estás enferma,
    ¡ Ah, te vas sin remedio,
    te vas, y, sin embargo, no te quejas:
    jamás te hemos oído una palabra
    que no fuera serena,
    serena como tú, como el cariño
    de hermanita...

  •     
    APARTA, aparta, Tisbe; me cansan tus caricias,
    Me abruman los instantes que paso junto á tí;
    Veneno amargo encierran tus férvidas caricias,
    Germen de tédio y pena tu loco frenesí.

    Me miras, y en tus ojos de la voraz hoguera
    Que guardas en tu pecho, brillando está el fulgor;
    Mi mano entre las tuyas descansa, y no quisiera
    Habértela cedido,...

  • Sobre mi escritorio, un amigo filósofo ha dejado una calavera para forzar reflexiones profundas.

    La muerte. La eterna pesadilla de muerte, que es la vida. Una guadaña y los ojos redondos, vacíos, que engarzaron una mirada.

    Macabrisadas, por larga dentadura riente de espanto, las fosas nasales respiran luz, que se ahueca en el cráneo pergaminoso.

    Hondo tema de filosofeo,...