Cesa un instante siquiera,
Cesa, avecilla, en el canto,
Y no atraigas a los tuyos
Con tu pérfido reclamo:
El mismo dueño a quien sirves,
Te arrancó del nido amado,
Te robó la libertad,
Te desterró de los campos;
Y por complacerle ahora,
De tanta crueldad en pago
a tu esposo y a tus hijos
Tú misma tiendes el lazo.
La voz...
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Iba a Jerusalén acompañada
de su esposo una joven remilgada
de carácter tan serio
que, aparentando un sano beaterio,
siempre que su marido la embestía
inmóvil en la acción se mantenía;
y él, creyendo que en ella
duraba la vergüenza de doncella,
su virtud respetando, trabajaba
por entero la vez que la atacaba.
Su...
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A su esposo
Para siempre, cual rápido sueño,
aquel tiempo feliz ha pasado
en que, amada y amante en un grado,
los deleites del cielo gocé:
Lima toda miró con envidia
nuestras dichas y castos amores,
y por fácil sendero de flores
resbaló descuidado mi pie.
Un audaz misterioso extranjero
a quien yo, sin saberlo, inspiraba... -
¡Gran Dios, cómo atormenta
Con crueldad sin igual, el hombre al hombre!
Ya con furia violenta
Se arrastran al cadalso y a la hoguera;
Ya con malicia refinada y lenta,
Impiden la víctima que muera,
Y, pues no quiere a discreción rendirse,
Buscan cómo obligarla a maldecirse.¿Y quién es el verdugo,
Quién el juez sin piedad? ¿Un sacerdote... -
¡Mirad! ya la tarde fenece...
La noche en el cielo
despliega su velo,
propicio al amor.
La playa desierta parece:
Las olas serenas
salpican apenas
su dique de arenas,
con blando rumor.
Del líquido seno la luna
su pálida frente... -
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Yo soy la pipa de un autor;
Se comprueba, al contemplar mi rostro
De abisinio o de cafre,
Que mi dueño es un gran fumador.Cuando está colmado de dolor,
Yo humeo como la casucha
Donde se prepara la comida
Para el regreso del labrador.Yo envuelvo y arrullo su alma
En la red móvil y azul
Que asciende de mi boca encendida,Y...
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La plaza y los naranjos encendidos
con sus frutas redondas y risueñas.
Tumulto de pequeños colegiales
que, al salir en desorden de la escuela,
llenan el aire de la plaza en sombra
con la algazara de sus voces nuevas.
¡Alegría infantil en los rincones
de las ciudades muertas!...
¡Y algo nuestro de ayer, que todavía
vemos... -
Elena
Solitaria y temerosa
pobre nave desvalida,
vago en el mar de la vida
en combate desigual.
¿Porqué, oh cielo, me robaste
el dulce materno amparo?
¿Qué seré sin su amor caro
ante el recio vendaval?Huérfana triste del mundo
en el piélago desierto,
¿quién en bonanza hacia el puerto
generoso me guiará?
¿... -
¡Pluma: cuando considero
los agravios y mercedes,
el mal y bien que tú puedes
causar en el mundo entero;
que un rasgo tuyo severo
puede matar a un tirano,
y que otro, torpe o liviano,
manchar puede un alma pura,
me estremezco de pavura
al alargarte la mano!