• Huelle la tierra la rastrera planta:
    pero tú, generoso pensamiento,
    tus alas rapidísimas levanta
    a la vaga región del firmamento.
    En ese claro piélago anchuroso,
    con cien islas le luz resplandeciente,
    boga, boga sin tregua ni reposo,
    con raudo vuelo, sin cesar creciente.
    Surcando con intrépida confianza
    el azul elemento como propio,
    ...

  • Ingenua.jpg

    ¡Oh! ¡los rizos negros y los ojos nubios!
    ¡Oh, los ojos claros y los rizos rubios!

    Los enormes besos en que amor es ducho...
    ¡...

  • I
    Dime coplas, musa mía.
    ¿Me las niegas por vulgares?
    ¿Me reprendes la osadía
    de que en coplas populares
    quiera cantar a María?

    ¿Murmuras avergonzada
    porque en la ruda tonada
    de esta mortal criatura
    no cabe la gran figura
    de María Inmaculada?

    ¡Bien lo sé yo, musa mía!
    El gran himno de María
    no lo rima ni lo canta...

  • Página en que la esfinge de la muerte
    con su enigma de sombrea nos provoca:
    ¿Cómo poderte descifrar, si es poca
    toda la luz del sol para leerte?

  • Noctes dum vigilo, quidquid sub pectore verso
    cantitat, in numeros flectitur ipse dolor.
    Rhetorici tantum non sunt mea carmina lusus;
    pectoris hic etiam sunt lacrimae, hic gemitus.

    (De noche, en la vigilia, lo que me agita canta,
    y al verso se somete por sí mismo el dolor.
    No son mis cármina mero juego retórico;
    llanto del...

  • JULIÁN
    Y nos suelen encontrar
    como toros empacaos.

    Si el poncho nos arroyamos
    no nos Jota ningún laido,
    y a veces al más engraído
    con las riendas lo yevamos.

    Dentramos pues a la danza
    que era tuito blanquiyage,
    y mucho cajetiyage
    estaba en la mescolanza.
    Bide a gefes de pujanza
    melitares y letraos
    que...

  • ¡Cómo estás en tu negro calabozo de arcilla,
    en vigilia perenne sepulta, oh, alma mía!,
    ¡en el fango del mundo hincada la rodilla,
    tú que eres toda luz y gracia y harmonía!

    ¡Gota azul de la sangre divina de los astros,
    que el Destino virtió en un ánfora pobre!
    ¡Arquitectura eximia de oros y alabastros
    hundida para siempre en el mar salobre...!

    ...

  • La seda de tus lánguidas pestañas
    a proteger tus ojos descendía,
    ante la encantadora bicromía
    de las aristocráticas arañas.

    Un solemne mutismo de campañas
    al Vesper nuestras almas invadía;
    y, de súbito habló la melodía
    con un dulzor de pastoriles cañas...

    Para escucharla, se detuvo el viento...
    a la maga caricia de su acento,
    vibró...

  • Yo te diré los sueños de mi vida
    en lo más hondo de la noche azul...
    Mi alma desnuda temblará en tus manos,
    sobre tus hombros pesará mi cruz.

    Las cumbres de la vida son tan solas,
    ¡tan solas y tan frías! Yo encerré
    mis ansias en mi misma, y toda entera
    como una torre de marfil me alcé.

    Hoy abriré a tu alma el gran misterio;
    ella es capaz...

  • Ayer te vi... No estabas bajo el techo
    de tu tranquilo hogar
    ni doblando la frente arrodillada
    delante del altar,
    ni reclinando la gentil cabeza
    sobre el augusto pecho maternal.
    Te vi...si ayer no te siguió mi sombra
    en el aire, en el sol,
    es que la maldición de los amantes
    no la recibe Dios,
    o acaso el que me roba tus...