• Díceme un dios que dentro el pecho siento,
    que al nacer se me dio fuego divino,
    sólo porque cantara ¡oh Grimanesa!,
    las gracias, la virtud y la belleza.
    Yo cumplí, no sin gloria, mi destino,
    cuando mi corazón y el alma mía
    en vivo amor y juventud ardía.

    Y en premio de haber sido
    siempre fiel al dulce ministerio,
    el Dios, a cuyo imperio...

  • ¡Tus trovas dejan profundos rastros...
    Son arroyuelos y ruiseñores:
    aves que trinan entre los astros
    y ondas que cantan entre las flores!

    ¡Nada conozco que inspire tanto
    como tus versos blondos y suaves,
    en que producen divino encanto
    flores y astros, ondas y aves!

    Pero la perla yace en las simas
    y la violeta bajo las frondas...
    ¡...

  • El cisne que navega
    por el dormido lago;
    el ruiseñor que entona
    de noche su cantar;
    la tórtola que gime
    cruzando el aire vago;
    la estrella que aparece,
    la brisa al susurrar,
    no tienen el aroma,
    la luz, la poesía,
    la gracia, la frescura,
    la dulce languidez
    que el cielo ha derramado
    simpática María,
    sobre tus...

  • ¡Si yo tuviera aliento como el águila
    que se remonta a la región azul,
    me elevaría a la mansión espléndida
    donde se sienta el Padre de la luz!

    Y postrado a sus pies como los ángeles
    que bendicen su altísima bondad,
    le pidiera la música del céfiro
    y el murmullo pacífico del mar;

    le pidiera la voz dulce y monótona
    del viento en la desierta...

  • En estos campos de la tierra mía,
    y extranjero en los campos de mi tierra
    —yo tuve patria donde corre el Duero
    por entre grises peñas
    y fantasmas de viejos entinares,
    allá en Castilla, mística y guerrera;
    Castilla la gentil, humilde y brava;
    Castilla del desdén y de la fuerza—,
    en estos campos de mi Andalucía,
    ¡oh tierra en que nací! ,...

  • En hora felice venga
    A regir esta Ciudad
    El fuerte, el justo, el discreto,
    El siempre ilustre Don Juan.

    Parabién os dan los nobles,
    Parabién la plebe os da:
    Que como sois para todos,
    Todos os deben amar.

    Las luces, y las campanas
    En tanta festividad
    Hablan con lenguas de fuego,
    Y por voces de metal.

    Prometísteisle el...

  • Nó, retira esa droga, que no luche
    por más tiempo del doctor... ¡Es muy tenaz!
    Ven, que el latido de tu pecho escuche.

                 ¡Ven, acércate más!

    Dime, ¿quieres curarme? ¿Sí? Pues eso
    fácil es y un remedio hay eficaz:
    ¡pon tu boca en mi boca y dame un beso
                 que no acabe jamás!

  • Todo te cubre de la muerte el hielo:
    vanos ya los esfuerzos son del arte
    de médicos humanos, y salvarte
    sólo pudiera el Médico del cielo.
    Conozco en el instante de perderte,
    cuánto a ti estaba mi existencia unida,
    y el amor que durmiendo estaba en vida
    se despierta ardoroso con tu muerte.
    Pronto, rotas del cuerpo las lazadas,
    y libre de lo...

  • Es la alta noche. Un denso recogimiento oprime
    el huerto monacal, silenciario y sublime.
    Vela, insomne, el convento. En su quietud interna
    suena el chasquear metálico de la vieja cisterna,
    mientras sienten los muros, ornados de vestiglos,
    en su carne de piedra la gesta de los siglos.

    Acaso en el sosiego se oye un suspiro acezo,
    o alguna voz fanática...

  •  En la altura los cuervos graznaban,
    Los deudos gemían en torno del muerto,
    Y las ondas airadas mezclaban
    Sus bramidos al triste concierto.

     Algo había de irónico y rudo
    En los ecos de tal sinfonía,
    Algo negro, fantástico y mudo
    Que del alma las...