Manuel del Palacio

  • Me miraste, alma mía,
    y fue tal mi alegría
    y es mi pasión tan loca,
    que sentir me parece todavía
    el beso de tus ojos en mi boca.

  • Para curarme el esplín
    los tomo más de una vez:
    ¡Rico vino es el Jerez!
    ¡Buena bebida es el Rhin!
    Los dos, usados con calma,
    dan, triunfando del dolor,
    al cuerpo nuevo vigor,
    nueva juventud al alma.
    Y ambos, en igual porfía,
    después de darnos...

  • El cisne que navega
    por el dormido lago;
    el ruiseñor que entona
    de noche su cantar;
    la tórtola que gime
    cruzando el aire vago;
    la estrella que aparece,
    la brisa al susurrar,
    no tienen el aroma,
    la luz, la poesía,
    la gracia, la frescura...

  • En el ruinoso claustro bizantino
    iba a sentarme a declinar el día,
    a pie cruzando el áspero camino
    que conduce del pueblo a la abadía.
    Todo allí soledad, todo misterio;
    del monte en el declive ameno valle,
    y vecino a la iglesia el cementerio,
    de altos...

  • Al pronunciar tu nombre, hija querida,
    puros están mis labios y mi alma,
    pasadas las tormentas de la vida
    miro ya al Cielo con serena calma.
    De cuanto amé y creí con fe y empeño
    sólo dos cosas en mi pecho abrigo:
    mi amor al bien, que fue mi primer sueño,...