Buenos Aires. Calle Santa Fe en el 900. Diciembre. La casa abierta, respirando noche, todo apagado dentro.
Cielo, implacablemente estrellado, cuyo azul de zafiro australiano se aleja, por obra del aturdimiento luminoso que mandan a los ojos los focos eléctricos.
De tiempo en tiempo, coches pasan, en rectilíneos destinos.
En la acera de enfrente, una madre aparea la...