• I
    Los últimos vencejos revolean
    en torno al campanario;
    los niños gritan, saltan, se pelean.
    En su rincón, Martín el solitario.
    ¡La tarde, casi noche, polvorienta,
    la algazara infantil, y el vocerío,
    a la par, de sus doce en sus cincuenta!

    ¡Oh alma plena y espíritu vacío,
    ante la turbia hoguera
    con llama...

  • CENTURIÓN
    Voy a contarle Baliente,
    que por poco mi peyejo
    en un cañadón lo dejo
    dijuntiao por un Teniente,
    que sirve con la otra gente
    y me quiso madrugar,
    saqué el cuerpo, por parar
    el golpe y pelé mi corbo,
    y en menos que se echa un sorbo
    pa el otro mundo jue a dar.

    BALIENTE
    ¿Cómo jue eso don José?

    CENTURIÓN...

  • Fanciullo era un admirable bufón, casi un amigo del príncipe. Mas, para las personas consagradas a lo cómico por profesión, lo serio tiene atractivos fatales, y por raro que pueda parecer que las ideas de patria y de libertad se apoderen despóticamente del cerebro de un histrión, un día Fanciullo tomó parte en cierta conspiración tramada por algunos señores descontentos.

    En todas partes...

  • En los húmedos bosques, en otoño,
    al llegar de los fríos, cuando rojas,
    vuelan sobre los musgos y las ramas
    en torbellinos, las marchitas hojas,
    la niebla al extenderse en el vacío
    le da al paisaje mustio un tono incierto
    y el follaje do huyó la savia ardiente
    tiene un adiós para el verano muerto
    y un color opaco y triste
    como el recuerdo...

  • Comme le souvenir
    d'un grand cygne de neige
    aux longues,
    longues plumes.

    SAMAIN


    Fue como un cisne blanco que se aleja
    y se aleja, suave, dulcemente
    por el cristal azul de la corriente,
    como una vaga y misteriosa queja.

    Me queda su...

  • Como bestias meditabundas sobre la arena tumbadas,
    Ellas vuelven sus miradas hacia el horizonte del mar,
    Y sus pies se buscan y sus manos entrelazadas
    Tienen suaves languideces y escalofríos amargos.

    Las unas, corazones gustosos de las largas confidencias,
    En el fondo de bosquecillos donde brotan los arroyos,
    Van deletreando el amor de tímidas infancias...

  • A la pálida claridad de las lámparas mortecinas,
    Sobre profundos cojines impregnados de perfume,
    Hipólita evocaba las caricias intensas
    Que levantaran la cortina de su juvenil candor.

    Ella buscaba, con mirada aún turbada por la tempestad,
    De su ingenuidad el cielo ya lejano,
    Así como un viajero que vuelve la cabeza
    Hacia los horizontes azules...

  • Se balancea,
    arriba, sobre el cuello,
    el mundo de las siete puertas:
    la humana cabeza...

    Redonda, como dos planetas:
    arde en su centro
    el núcleo primero.
    Osea la corteza;
    sobre ella el limo dérmico
    sembrado
    del bosque espeso de la cabellera.

    Desde el núcleo
    en mareas
    absolutas y azules,
    asciende el agua de la...

  • Murió por ti; su entierro al otro día
    pasar desde el balcón juntos miramos,
    y, espantados tal vez de tu falsía,
    en tu alcoba los dos nos refugiamos.
    Cerrabas con terror los ojos bellos;
    el requiescat se oía. Al verte triste,
    yo la trenza besé de tus cabellos,
    y--¡Traición! ¡Sacrilegio!—me dijiste.
    Seguía el de profundis, y gemimos...
    El...

  •  Con un blando rezongo soñoliento
    el perro se amodorra de pereza,
    y por sus fauces el esplín bosteza
    la plenitud de un largo aburrimiento.

     En la bruma de mi hosco abatimiento,
    como un ratón enorme la tristeza
    me roe tenazmente la cabeza,
    ...