•  ¡Bendito sea! Tan luego ahora
    mostrarse adusta. ¡Quien lo diría:
    ella que siempre conversadora
    llenaba el patio con su alegría!
    Es increíble lo que les cuesta
    hacer que escuche si le hablan de esto;
    ruegan, la apuran, y no contesta
    ni una palabra: ¡les pone un gesto!
    Y en cuanto insiste se...

  • Vienes por un camino
    que mi memoria sabe,
    y me detengo entonces
    indagándote el rostro.
    Mas ah!, ya no es posible
    siquiera, no es posible
    detenerte un instante.

    Todo está muerto, y muerto
    el tiempo en que ha vivido.
    Yo mismo temo, a veces,
    que nada haya existido;
    que mi memoria mienta,
    que cada vez y siempre
    –puesto...

  •  ¡Qué tarde regresas!... ¿Serán las benditas
    locuaces amigas que te han detenido?
    Vas tan agitada!... ¿Te habrán sorprendido
    dejando, hace un rato, la casa de citas?

     Adiós, morochita!... Ya verás, muchacha,
    cuando andes en todas las charlas caseras:
    ...

  • Cree la vulgar opinión
    que el alma de un moribundo
    piensa, más que en este mundo,
    en Dios y en la salvación.
    Oye, Leonor, la canción
    que hirió el pensamiento mío
    al son del eco sombrío
    de mi funeral campana:
    -"CUCU, cantaba la rana,
    CUCU, debajo del río."

    Partiste, y del sentimiento
    en cama...

  • I

    Quiero ser las dos niñas de tus ojos,
    las metálicas cuerdas de tu voz,
    el rubor de tu sien cuando meditas
    y el origen tenaz de tu rubor.
    Quiero ser esas manos invisibles
    que manejan por si la creación,
    y formar con tus sueños y los míos
    otro mundo mejor para los dos.
    Eres tu, providencia de mi vida,...

  • Madre: la vida triste y enferma que me has dado
    no vale los dolores que ha costado;
    no vale tu sufrir intenso, madre mía,
    este brote de llanto y de melancolía!
    ¡Ay! ¿Por qué no expiró el fruto de tu amor,
    así como agonizan tantos frutos en flor?

    ¿Por qué, cuando soñaba mis sueños infantiles,
    en la cuna, a la sombra de las gasas sutiles,
    de un...

  • Entre tantas beldades como por todas partes puédense ver,
    Yo comprendo bien, amigos, que el deseo vacile;
    Pero sí se ve brillar en Lola de Valencia
    El encanto inesperado de una joya rosada y negra.

  • Hay ganas de volver, de amar, de no ausentarse,
    y hay ganas de morir, combatido por dos
    aguas encontradas que jamás- han de istmarse.

    Hay ganas: de un gran beso que amortaje a la Vida,
    que acaba en el áfrica de una agonía ardiente,
    suicida!

    Hay ganas de... no tener ganas. Señor;
    a ti yo te señalo. con el dedo deicida:
    hay ganas de no haber...

  • Arriero, vas fabulosamente vidriado de sudor.
    La hacienda Menocucho
    cobra mil sinsabores diarios por la vida.
    Las doce. Vamos a la cintura del día.
    El sol que duele mucho.

    Arriero, con tu poncho colorado te alejas,
    saboreando el romance peruano de tu coca.
    Y yo desde una hamaca,
    desde un siglo de duda,
    cavilo tu horizonte y atisbo,...

  • La Luna, que es el capricho mismo, se asomó por la ventana mientras dormías en la cuna, y se dijo: «Esa criatura me agrada.»

    Y bajó muellemente por su escalera de nubes y pasó sin ruido a través de los cristales. Luego se tendió sobre ti con la ternura flexible de una madre, y depositó en tu faz sus colores. Las pupilas se te quedaron verdes y las mejillas sumamente pálidas. De...