Sublime virgen, a mi canto atiende,
 y si mi nombre el eco de la fama
 repite un día y te alboroza el pecho,
 di, virgen mía, que tu amor me inflama.   
    Tu amor es quien mi párpado humedece,
 tu amor el que da sones a mi lira,
 tu amor es el que acalla mis pesares,
 tu amor quien este cántico me inspira.   
Por Delia suspiró Tibulo...
