«Solo me miro en la tierra;
cual con tenaz enemigo,
están las cosas en guerra,
desde que nací, conmigo;
y un espíritu a mí adverso
reside en el universo.
»No consiente el mar turbado
que a surcarle yo me atreva,
y la tierra mal su grado
en...

I

Ardiente Numen mío,
de quien es alma patriotismo santo;
tú que fuiste el primero
en levantar el indignado canto
contra el ultraje del inicuo Ibero,
y la voz despertando de otros vates,
con tu clamor guerrero
encendiste la patria a los...

No la profunda paz apetecida
y el usado silencio aquí se advierte,
que hoy anima el bullicio, de la vida
el dormido palacio de la Muerte.
Mas gente, a igual destino reservada,
es bien que, suspendiendo su alegría,
a conocer aprenda la morada
que para...

Dios con el hombre a quien ama
siempre liberal y bueno,
un eco le dio a su voz
y dio una sombra a su cuerpo;
queriendo así que, aunque huelle
los más desnudos desiertos,
del todo solo no vaya
y lleve dos compañeros.
Al uno mudo contempla
ir a...

A un poeta

«¿De qué me sirve el fulgoroso manto
que oriental pedrería descolora,
y el canto que supera todo canto?
¿Qué vale que la turba voladora
rey me pregone, cuando el pecho mío
la sed en vano del amor devora?
De mi grandeza en el fatal...

Rosana, tierna hermosura,
hechizo y lustre de Lima,
en su estancia solitaria,
con mano diestra y prolija,
mueve la aguja ligera
por una roja camisa,
de esas que el insigne nombre,
deben al héroe de Niza.
Para su novio la labra
a quien puro...

I

Llega, y con tono magistral y grave
de la palabra al punto se apodera,
y empieza a disertar sobre cualquiera
materia, porque todas se las sabe.
No habla más largo ni seguido el ave
que nuestro idioma imita vocinglera;
y aunque su voz apague la...

Alza el caudillo de Israel la mano,
tendiendo al mar la portentosa vara,
y obediente a Moisés, el océano
en dos mitades su caudal separa;
y cual paredes de cristal, levanta
a un lado y otro un gigantesco muro,
y por el centro con enjuta planta,
el pueblo...

De un pintado picaflor,
de los campos maravilla,
una incauta florecilla
se prendó con loco amor.
Mas, como es aquél al par
de mariposa inconstante,
no tardó la flor amante
su esquivez en lamentar.
Y al verle pasar a veces,
en tristes voces...

Un árbol que vegetaba
en apartado sendero,
así a un pájaro viajero
con tristes voces hablaba:

«Yo a la tierra estoy sujeto,
y tú en el éter vacío
te espacias a tu albedrío:
tú vives y yo vegeto.
¡Ah! ¡Cuánta parte del mundo
recorres en sólo...