• ¡Cómo se van las horas,
    y tras ellas los días,
    y los floridos años
    de nuestra frágil vida!

    La vejez luego viene,
    del amor enemiga,
    y entre fúnebres sombras
    la muerte se avecina,

    que, escuálida y temblando,
    fea, informe, amarilla,
    nos aterra, y apaga
    nuestros fuegos y dichas.

    El cuerpo se entorpece,
    los...

  • Salud, riente Aurora,
    que entre arreboles vienes
    a abrir a un nuevo día
    las puertas del oriente,

    librando de las sombras
    con tu presencia alegre
    al mundo, que en sus grillos
    la ciega noche tiene;

    salud, hija gloriosa
    del rubio sol, perenne
    venero a los mortales
    de alivios y placeres.

    Tú de eternales rosas...

  • ¡Con qué alegres cantares,
    oh ruiseñor, celebras
    tu dicha y de tu amada
    el tierno afán recreas!

    Ella del blando nido
    te responde halagüeña
    con pïadas süaves
    y se angustia si cesas.

    Las otras aves callan;
    y el eco tus querellas
    con voz aduladora
    repite por la selva,

    mientras el cefirillo
    de envidioso te...

  • ¡Oh, cómo en tus cristales,
    fuentecilla risueña,
    mi espíritu se goza,
    mis ojos se embelesan!

    Tú de corriente pura,
    tú de inexhausta vena,
    transparente te lanzas
    de entre esa ruda peña,

    do a tus linfas fugaces
    salida hallando estrecha,
    murmullante te afanas
    en romper sus cadenas,

    y bullendo y saltando,
    ...

  • La blanda primavera
    derramando aparece
    sus tesoros y galas
    por prados y vergeles.

    Despejado ya el cielo
    de nubes inclementes,
    con luz cándida y pura
    ríe a la tierra alegre.

    El alba de azucenas
    y de rosa las sienes
    se presenta ceñidas,
    sin que el cierzo las hiele.

    De esplendores más rico
    descuella por...

  • Ya de mis verdes años
    como un alegre sueño
    volaron diez y nueve
    sin saber dónde fueron.

    Yo los llamo afligido,
    mas pararlos no puedo,
    que cada vez más huyen
    por mucho que les ruego;

    y todos los tesoros
    que guarda en sus mineros
    la tierra, hacer no pueden
    que cesen un momento.

    Pues lejos, ea, el oro;
    ¿...

  • Pensaba cuando niño
    que era tener amores
    vivir en mil delicias,
    morar entre los dioses.

    Mas luego rapazuelo
    Dorila cautivome,
    muchacha de mis años,
    envidia de Dïone,

    que inocente y sencilla,
    como yo lo era entonces,
    fue a mis ruegos la nieve
    del verano a los soles.

    Pero cuando aguardaba
    no hallar ansias...

  • La rosa de Citeres,
    primicia del verano,
    delicia de los dioses
    y adorno de los campos,

    objeto del deseo
    de las bellas, del llanto
    del Alba feliz hija,
    del dulce Amor cuidado,

    ¡oh, cuán atrás se queda
    si necio la comparo
    en púrpura y fragancia,
    Dorila, con tus labios!,

    ora el virginal seno
    al soplo...

  • Siendo yo niño tierno,
    con la niña Dorila
    me andaba por la selva
    cogiendo florecillas,

    de que alegres guirnaldas,
    con gracia peregrina
    para ambos coronarnos,
    su mano disponía.

    Así en niñeces tales
    de juegos y delicias
    pasábamos felices
    las horas y los días.

    Con ellos poco a poco
    la edad corrió de prisa,...

  • Tras una mariposa,
    cual zagalejo simple,
    corriendo por el valle
    la senda a perder vine.

    Recosteme cansado,
    y un sueño tan felice
    me asaltó que aún gozoso
    mi labio lo repite.

    Cual otros dos zagales
    de belleza increíble,
    Baco y Amor se llegan
    a mí con paso libre;

    Amor un dulce tiro
    riendo me despide,
    ...