• Luna que haces ulular a los perros y los poetas.

    Faro de tiza
    astro en camisa.

    Disco, casco y guadaña, colgada al hombro de la noche, representante de muerte.

    Impotente
    intermitente.

    Parásito luminoso del sol, chinchorro giratorio de nuestra barca sideral.

    ...
  • Los pobres viejos la han perdido; inútil y doloroso preguntarse por qué. Los pobres viejos la han perdido y sus lágrimas no modificarán el dolor que los encorva hacia la tumba.

    Marta salió al campo, cuando el sol cansado,
    tendía, sobre el suelo, su manto encarnado.

    ¿Por qué no vuelve? ¿Qué destino, así, les roba la única risa del alero...

  • Es un flete criollo, violento y amontonado.

    Vive para el llano.

    Sus vasos son ebrios de verde y la tarde, en crepúsculo orificado, se enamoró de sus ojos.

    Comió pampa, en gramilla y trébol, y su hocico resopla vastos golpes, en sed de horizonte.

    La línea, la eterna línea, allá, en que se acuesta el cielo.

    Contra el amanecer, cuando la noche olvida sus...

  • -¿Quieres? ¿Vamos a divertirnos?

    Accedió y fueron al café.

    Gente, ruido, baile y música. Música para trasnochadores; música de hotel internacional o de «boite», que era lo que buscaban.

    Parado en una silla, sobre una mesa, peroraba el poeta ebrio, con ojos de amplia pupila, vaga, de cocaína o ajenjo.

    -«Ritmos pseudo-alegres de desenvolvimiento fatal. Cosas...

  • De Río a Copacabana.

    Se dispara sobre impecable asfalto, se agujerea una montaña y se redispara, en herradura, costeando océano y venteándose de marisco.

    El mar alinea paralelas blancas con calmos siseos. El cielo está siempre clavado al techo, por sus estrellas; los morros fabrican horizontes de montaña rusa...

    Y luna calavereando.


    Río de...

  • Nació de un rayo de luna, sobre un muro blanco, y alegre va, desparramando amores.

    Son las doce, hora de las apariciones.

    Su dedo, fosforescente, abre en París la herida luminosa de Montmartre, y, como mariposas sorbidas por la luz, un vuelo de hetairas cae en remolino. Y como negro bordoneo de insectos, los sedientos de alcohol, de erotismo, de vicio.

    Todos llevan en el...

  • Fue grande. La muerte empero le cayó encima.

    Como una cima,
    que se derrumba
    sobre su tumba.

    Fue genio. Sus concepciones desertaron su cráneo.

    Como el estaño,
    que se derrama,
    bajo la llama.

    Fue hombre. Amor pulsó dentro su pecho.

    ...
  • No busquéis aquí, verdad, razón o deducción alguna.

    A otros la enseñanza. A esas enormes cabezas cuadradas, pensantes y rumi-pensantes que hacen de la verde yerba campera un bolo alimenticio.

    Ellos dicen: «mucho de lo que crees hermoso, no es sino cieno».

    No tengo aptitudes de máquina para transformar bellezas en utilidades, y si algo hay de verdad en mis escritos, culpa...

  • Hace mar fuerte... ¿fuerte?... Los egocultores decimos así a lo que nos vence y no es el caso.

    El mar arrea cordilleras renovadas, que columpian al vapor en cuya proa frenetizo de borrasca.

    Busco una metáfora pluriforme e inmensa; algo como fijar el alma caótica, que se empenacha de pedrería.

    ¿Cómo decir?... Mar... mar... y mientras insuflo el cráneo de espacio...

  •  Tarde, tarde,
     cae la tarde.
     Larga, larga,
     se aletarga,
     en derrumbe silencioso,
     como mirada en un pozo.
      


    «La Porteña», 1914.